Local bien ambientado para una cena con amigos o en pareja. Informal, fresco y dinámico. Para cenar tranquilo sin prisas los entrantes buenos pero con raciones escasas. El servicio perfecto pero con el local lleno se demora muchísimo el tema (3 horas para cenar). La comida es muy recomendable y esta muy buena además de ser presentado y explicado cada plato. Los postres son muy recomendables y alguno de ellos nada esperado ( al menos su presentación).
Lo descubrimos por casualidad y la verdad que todo un acierto. Nos gustó la decoración y ambientación del local, los precios normales tirando a alto, pero la comida está muy buena y muy bien presentada. Las croquetas, el Phad Tai, el ceviche, canelones de rabo de toro... exquisitos. Volveremos seguro a probar el resto de la carta. También quiero destacar la atención y servicio recibido, de 10, atentos con los chavales y con nosotros también, claro.
Nada más entrar te das cuenta que estas en un sitio mágico , espectacular y detallista. La decoración es uno de los muchos encantos del local, ya que te traslada y viaja a los sitios que hace referencia (Baleares, Marruecos, Tailandia...) y cuidado hasta el más mínimo detalle. Los columpios del fondo son un gran atractivo y una experiencia increíble que se tiene que probar una vez en la vida.
La comida es otro punto fuerte (¿ Tiene alguno negativo??) de Boho. Comida hecha con mucho cariño y elaborada, gran mezcla de sabores exquisitos y casera. Te hacen, de nuevo, viajar a cualquier paraíso que hace referencia. Nosotros tomamos una gyōzas y unos lomitos de sardinas con salmorejo den entrantes. Continuamos con unos chipirones umami y unos canelones de rabo de toro. De postre, "leche, cacao y galletas" que es algo espectacular y, sin duda, el mejor postre que he probado nunca.
En cuanto a la atención del personal, decir que todos eran súper atentos y con una sonrisa en la cara. Algo muy de agradecer y que te transmiten esa atmósfera tan boho (felicidad, tranquilidad, relax,...). Nuestro camarero fue Javier, un amor de persona que hizo que nuestra velada fuera especial.
Sin duda un lugar al que ir y repetir. Un pedacito del espíritu Boho en pleno centro de Madrid donde la magia y el encanto del local hacen que te olvides de tus problemas.
Gracias Javier y compañía.
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