Alucinante este sitio...lo primero es que no sólo admiten perros sino que estan super atentos y cariñosos con nuestros peludos.
El sitio es fabuloso muy original ambientado en un estilo indonesio/ibicenco y los cocteles y los helados estan de locura.
Merece la pena ir porque es precioso y de calidad y el trato con humanos y peludos es de 10...
No sabeis como se valora el comer tranquilamente llevando a tu familia peluda y nos traten tan bien!!!!! Y es tan tan tan tan bonito el sitio!!!!!!!!
Volveremos fijo!!!!
Fuimos 8 amigas y me encantó! El sitio precioso, la comida riquísima y el trato buenísimo...no se puede pedir más. Repetiré sin duda!
Local bien ambientado para una cena con amigos o en pareja. Informal, fresco y dinámico. Para cenar tranquilo sin prisas los entrantes buenos pero con raciones escasas. El servicio perfecto pero con el local lleno se demora muchísimo el tema (3 horas para cenar). La comida es muy recomendable y esta muy buena además de ser presentado y explicado cada plato. Los postres son muy recomendables y alguno de ellos nada esperado ( al menos su presentación).
Lo descubrimos por casualidad y la verdad que todo un acierto. Nos gustó la decoración y ambientación del local, los precios normales tirando a alto, pero la comida está muy buena y muy bien presentada. Las croquetas, el Phad Tai, el ceviche, canelones de rabo de toro... exquisitos. Volveremos seguro a probar el resto de la carta. También quiero destacar la atención y servicio recibido, de 10, atentos con los chavales y con nosotros también, claro.
![5]( "Recensione")
Nada más entrar te das cuenta que estas en un sitio mágico , espectacular y detallista. La decoración es uno de los muchos encantos del local, ya que te traslada y viaja a los sitios que hace referencia (Baleares, Marruecos, Tailandia...) y cuidado hasta el más mínimo detalle. Los columpios del fondo son un gran atractivo y una experiencia increíble que se tiene que probar una vez en la vida.
La comida es otro punto fuerte (¿ Tiene alguno negativo??) de Boho. Comida hecha con mucho cariño y elaborada, gran mezcla de sabores exquisitos y casera. Te hacen, de nuevo, viajar a cualquier paraíso que hace referencia. Nosotros tomamos una gyōzas y unos lomitos de sardinas con salmorejo den entrantes. Continuamos con unos chipirones umami y unos canelones de rabo de toro. De postre, "leche, cacao y galletas" que es algo espectacular y, sin duda, el mejor postre que he probado nunca.
En cuanto a la atención del personal, decir que todos eran súper atentos y con una sonrisa en la cara. Algo muy de agradecer y que te transmiten esa atmósfera tan boho (felicidad, tranquilidad, relax,...). Nuestro camarero fue Javier, un amor de persona que hizo que nuestra velada fuera especial.
Sin duda un lugar al que ir y repetir. Un pedacito del espíritu Boho en pleno centro de Madrid donde la magia y el encanto del local hacen que te olvides de tus problemas.
Gracias Javier y compañía.
Me lo había recomendado una amiga y viendo las fotos tenía muchas ganas de probarlo, así que aprovechando una cena de verano, fuimos 7 amigos.
La decoración es muy colorista y original ya que hay algunas mesas que tienen asientos-columpios (para la próxima!) y una mesa redonda ideal para grupos.
Nosotros compartimos 7 platos, 3 postres y bebida y nos costó 30€/pers. Todo estaba bastante bueno; en mi opinión las croquetas estaban muy sabrosas y quizás lo que menos nos gustó fue el ceviche. De los postres destacaría la original tarta de zanahoria en bolitas... muy buena! Y el Colacao con galletas es un "must" si te gustan los postres ya que según el restaurante, son los únicos que lo hacen. Pruébalo ;-)
Y destacar la amabilidad y explicaciones del servicio. Estuvimos muy a gusto.
El único punto negativo que destacaría es que hacía un pelín de calor ;-(
Repetiremos seguro!
Un 10! Nos encantó todo. Los tequeños espectaculares y todos los segundos riquísimos, en especial los tacos y el pad thai. Todo súper rico y la atención buenísima. A veces un poco lentos en hacer caso pero es normal con el jaleo. Por poner una pega, la música muy alta que no te deja hablar. Pero lo demás muy bien. Muy recomendable.
Me parece un sitio original y con mucho encanto. Tiene un montón de detalles en la decoración y los columpios son un puntazo. La atención de los camareros fue muy buena y muy simpáticos, pese a ser sábado noche y estar todo lleno y tener que esperar un poco más de lo habitual (como en cualquier otro sitio) como pega decir que los entrantes para compartir se quedan justos/escasos... y los platos lo mismo. Pero todo está muy bueno y muy recomendable. Volveré.
El lugar es muy agradable, trasmite calma, con sus bancos de columpio y los cojines de colores... los camareros atentos y responden con amabilidad e incluso gracia a todas las preguntas de los que no sabemos q son las cosas...si hay q poner un pero decir q el tartar de atún resultaba muy especiado para nuestro gusto,no se apreciaba el atún, por lo demás todo riquísimo, los canelones de rabo de toro espectaculares(no hay foto),igual q las sardinas (faltan dos en la foto :D ), también comimos pulpo a la brasa, pinchos morunos y Cerezo en flor (pato) y un entrante de la Habana a Taipei creo q era q tb estaba buenísimo. Otro pero es q pasé calor por un foco q caía sobre mi,no molestaba la luz pero si daba calor.... precio asequible pero no barato, medio y de domingo a jueves hay menú por 22 con algo.
Buen sitio para probar comida variada y exquisita. Nosotros pedimos huevos rotos con foie, trufa y patatas, tequeños, gyozas de langostinos y verduras, tabulé, rollitos Thai, tartar de atún con aguacate, magré de pato y tacos, coulant de chocolate, bolitas de "carrot cake" y tarta de queso. Las raciones son pequeñas (están pensadas para un par de personas), por eso es mejor ir para una experiencia en grupo. He ido dos veces y el servicio y la comida han sido magníficos.
La decoración de este restaurante es lo más! No hace falta entrar para que te cautive, ya que desde sus grandes ventanales que dan a la calle se ve todo el restaurante. Tenía muchas ganas de probar la comida, porque había intentado ir varias veces pero siempre estaba completo. El día que por fin lo conseguí, lo hice a mediodía y entre semana y estábamos solas en el restaurante. La comida es muy rica, platos muy bien elaborados, con equilibrio y muy buena presentación. Tengo ganas de volver para probar otras cosas de la carta, porque todo lo que comimos nos encantó.
Miguel Angel Cordoba Alos
+5
Lugar muy agradable, decoración moderna y acogedora. Buena situación del restaurante en Chueca y sobre todo la comida que sirven es muy variada de varios paises diferentes, sabores sobre todo de Oriente Medio.
La textura y sabores de la carne de las albondigas y del atún del tartar te cautivan por la maceración y especiado tan adecuado, acertado y sugerente.
Realmente delicioso.
Imprescindible degustar el Tabulé, cafta y el tartar de atún.
Enhorabuena.
Hasta los balancines que utilizan como bancos son atractivos.
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