I loved the food. We were in family. And all of us enjoy every steps of the dinner. Of course the dessert "The Soap" it is the must for the dessert. But the new s Chinese Peking duck pancakes are something very special.
En plein centre-ville et centre-vie de Madrid. Personnel charmant. Endroit propre et beau.. Petit dej buffet généreux et délicieux, même chose pour le restaurant .Bon un peu bruyant le soir, c'est vrai...mais ils n'y peuvent pas grand chose, si nos amis epagnols se transforment en guincheurs à partir de 22:00! (:
Miguel Ángel Morente Romero
+5
Es el restaurante del alojamiento La Posada del dragón y una antigua jabonería. Es un lugar muy pintoresco de La Latina. Cenamos en la terraza, una típica corrala y todo lo que probamos estuvo muy bueno, raciones ideales para compartir en pareja. Por el ambiente del lugar fue una cena muy agradable.
Excelente nos ha encantado todo la ensaladilla de txangurro que tuvo el detalle la chef de cocina en invitarme espectacular, el crujiente de rato de toro con crema de queso buenísima,la parrillada de verduras al punto y los huevos con jamón muy buenos y los postres no hay palabras el jabón la explosión de sabor en la boca es ......no hay palabras las texturas sorprendente, el arroz con leche al punto y poco dulce y tuvo el detalle de regalarnos un postre que era una mous de chocolate en barra con un crujiente por encima envolviendo el chocolate nada empalagoso me hubiera comido más. La chef súper profesional atenta con nosotros y salía a llevar los platos a la mesa y preguntar si todo bien a gusto y el resto del personal súper atentos seguro que volveré y espero que siga la chef italiana ha sido todo un placer por favor animaros a ir os gustará seguro .
Cenamos estupendamente en este restaurante, conocido también como "La jabonería". El aguacate espectacular al igual que la carne. Buen sitio para compartir con una copa de vino. No te vayas sin probar el jabón de postre 🧼🫧
Espectacular. Cenamos en la corrala. Un lugar muy bien recuperado y la cena estaba muy buena.
Fui a cenar a "La Antoñita" atraída por su corrala. Era mi cumpleaños, una ocasión especial, por eso, para mí, el entorno era muy importante. Para nuestra sorpresa, cuando llegamos, nos sentaron en la primera mesa que había nada más entrar a la presunta corrala. Me decepcionó un poco, ya que actualmente no luce como en las fotos. A las plantas que la decoran les falta frondosidad, los manteles son diferentes... Es un patio "sin más" (como el de mi casa, que no es particular). Para colmo, en la pared pegada a la mesa en que nos sentaron había una manguera de estas de "emergencia". Entiendo que debe estar ahí por seguridad, pero si fuera mi local, yo no ofrecería esa mesa a ningún comensal. Sobre la comida, pedimos los puerros confitados, los chipirones y su famoso crujiente de rabo de toro. Los platos sabrosos, pero nada del otro mundo, sobre todo teniendo en cuenta que los dos últimos costaban16,90€ cada uno. 14€ ya me habría parecido suficiente. Si pongo 4 estrellas en lugar de 3 es por el personal, que era súper amable.
Desde que nos mudamos del barrio no habíamos vuelto, y nos ha encantado descubrir que mantiene la carta y la esencia. Bravas, croquetas y rollito de rabo de toro riquísimos. La presa a la parrilla y el postre no se quedan atrás.
Los camareros super amables la comida increíble.
Singular sitio. La comida muy buena. Muy recomendable.
Andábamos de tapeo por la Latina y nos llamó la atención el local muy moderno y diáfano. Pedimos unas cervezas y un aguacate que estaba muy rico, a mi gusto le faltaba algo crujiente. Nos atendieron de maravilla, un rato muy agradable definitivamente volvería.
Encontramos el restaurante y entramos de casualidad, un domingo en la Latina es difícil siempre encontrar sitio. Pero fue de esas veces que tienes suerte, el ambiente bueno, la atención de los camareros excelente, quizá demasiado calor para mi gusto debido a las estufas tan bien puestas, pero las apagaron cuando se lo pedimos. El rabo de toro espectacular, sin duda lo que más me gustó, junto con las croquetas, que son grandes y contundentes. Las costillas muy buenas y quizá lo más flojo las bravas, sin más. Cerveza Mahou de barril y una pena no saber que el postre era su especialidad, pero es verdad que nos quedamos llenos. Habrá que volver para seguir probando. Recomendación, son mesas pequeñas pero en el interior hay sitio para grupos grandes, no sé si es posible reservar, pero sería mejor si váis más de 4 😊
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