Uno de los mejores restaurantes que he probado en la ciudad. Perfección en el servicio: rápido, agradables y eficaces, y explicando los platos estupendamente. Se ve tan pocas veces una atención de 10! Y de la cocina, solo puedo decir cosas buenas. Comimos al centro varios platos, todo perfecto. La ensalada cantonal sorprende, el tartar de atún estupendo, el pulpo también merece mucho la pena, y varios platos de picoteo de sobresaliente, como los anteriores, en sabor y presentación. Los postres deliciosos, el crumble con helado de lavanda muy sorprendente. El helado era una delicia!
Enhorabuena,ojalá sigan así, volveré con toda seguridad.
Lugar muy acogedor para poder tomar diversas tapas. Todaa las tapaa muy bien elaboradas y muy exquisitas. Trato muy bueno y personalizado por parte de todos sus empleados. Recomiendo el crespillo al curry y la mini hamburguesa de pollo. Totalmente recomendado!!
Tiene una cocina origina con platos que no suelen encontrarse en Cartagena. Durante el curso escolar suelen tener un menú diario a diez euros que está muy bien y de carta también tiene buena relación calidad-precio, en torno a los 20 por persona. Suelen estar muy atentos a alergias e intolerancias alimentarias.
Un restaurante muy bonito, una estupenda carta y también de vinos, si tienes alguna intolerancia te preparan especialmente sin problemas, hacen cenas para grupos y empresas, muy bien situado a muy poco del centro y muy cerca del Corte Inglés, muy romántico para ir con tu pareja, el personal muy atento y con un gran cocinero, el sitio está en la Calle Ramon y Cajal, lo recomiendo
La comida está exquisita y súper bien de precio. Sin duda volveré otra vez.
Felipe Javier Sánchez Gil
+5
Platos muy bien presentados, muy elaborados, lugar agradable, buen servido (algo lento), precios acorde a lo servido, buenos sabores...muy recomendable
Restaurante muy agradable. Merece la pena el precio para la carta y el producto que ofrecen. Salmorejo y pulpo excelente. Lo mejor para mí, el cuidadoso trato para alergenos. Recomendable y deseando volver.
Hemos estado de tapeo y aunque hay alguna cosa más floja (los tacos de tierra y mar, por ejemplo, para mi gusto, les sobra salsa y les falta sabor, el de granja muy rico) todo lo que hemos probado nos ha encantado. Lo mejor del tapeo, las minihamburguesas de quinoa y la de ternera y los yakitori. Las ensaladas individuales también muy buenas y las croquetas de brócoli y la de rabo de ternera muy melosas y sabrosas, aunque yo mejoraría el rebozado (queda un poco soso para mi gusto).
También hemos probado un par de platos de la carta de restaurante: el pulpo y el tartar de atún. Ambos platos exquisitos, diferentes a platos con el mismo nombre que hayas probado, sorprendentes, riquísimos, con una presentación diferente, innovadores. Tanto, que volveremos a probar la carta de restaurante en exclusiva.
Si eres de cerveza o refresco y picotear, no es demasiado caro (entre 15 y 20€ por persona). A nosotros nos ha costado el doble por persona porque hemos bebido un vino maravilloso muy bien recomendado por nuestra camarera (Delampa, Jumilla), hemos pedido dos platos de restaurante y hemos probado casi toda la carta de tapeo.
De los postres hemos probado la degustación de helados de la casa y el crumble con helado de lavanda. Exóticos, con reminiscencias a la tierra (el helado de Licor 43 y canela estaba delicioso y el de lavanda totalmente sorprendente).
Hemos disfrutado la experiencia, el trato ha sido amable y nuestra camarera se conocía las cartas y los vinos al dedillo, nos aconsejó muy bien.
Pedro Martínez, un chef en pleno desarrollo, promete en el panorama gastronómico de Cartagena, destacando su humildad, su eterna sonrisa y sus ganas de agradar a sus clientes. Estaremos pendientes de sus propuestas.
Un lugar agradable, tranquilo y acogedor con un ambiente relajado lejos del mundanal ruido del centro de Cartagena. Las camareras son un derroche de amabilidad y buena disposición para un servicio rápido e impecable; hasta su uniforme -camisa blanca y unos tirantes la mar de cucos- resulta elegante. La comida es celestial, empezando por una cuidadísima y bonita presentación en cada uno de los platos; cantidad perfecta y sabores de otro mundo.
Hemos comido unas riquísimas empanadillas criollas, un pulpo a la brasa que es una de las estrellas del restaurante, la típica ensalada cantonal como nunca la había visto presentada y cuya descripción me ahorraré para no desvelar sorpresas, unos fantásticos crespillos de pollo al curry, un tartar de atún para recordar y, de postre, ese delicioso y sorprendente crumble de frutos secos con helado de lavanda que es pura gloria y que pedimos con el lingote de trufa con helado de frambuesa para compartir entre todos; ¡sabia elección! Una comida de exquisiteces por un precio muy razonable.
No era la primera vez que venía, y en todas las visitas anteriores nos llevamos la misma grata impresión. Un sitio DE DIEZ para huir de aglomeraciones, de malas caras y de comida del montón.
Trato genial, cocina excelente y original. Un lugar para repetir!!!
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