Un menú a precio contenido (para lo que es Mallorca)
La terraza interior muy tranquila y el servicio atento. Nos dieron de comer pasadas las tres, a veces es complicado con los horarios de los alemanes.
Habia un menú muy correcto y a buen precio.
Aún así, pedí carta y de primero queso de cabra con mermelada y unas tostadas. Rico y contundente.
De segundo pasta con verduras, muy abundante y en su punto.
Una buena opción para comer cerca del centro.
Realmente el sitio es un oasis, las mesas de la terraza están rodeadas de árboles y plantas verdes que aportan sombra y frescor. Comimos pollo asado con patatas y ensalada que estaba buenísimo y a buen precio. La chica que regenta el local es amable y simpática, a pesar de tener poco personal nos sirvieron rapidísimo. Además está a 20 metros de la catedral. Todo perfecto. Muy recomendable.
Carolina Tigreros Carito Tigreros
+5
Creo que tiene una puntuación subvalorada, el Sitio es muy lindo y acogedor, un jardín precioso, excelente calidad- precio. Comí dorada y estaba fresca y con muy buen sabor.
Vinimos del norte a pasar unas vacaciones, encontramos este lugar por casualidad en Soller, nos gustó bastante. Comida típica y a muy buen precio, raciones asequibles. Solo había una única camarera aún así el trato fue muy bueno por su parte. Nosotros, volveríamos.
Una experiencia que me marcó. Fue en Junio del 2019. Todo empezó con media docena de olivas ecológicas, posiblemente cogidas la noche anterior en algún huerto cercano y que nos sirvieron de aperitivo. Después la comida, todavía parece que tengo delante la zanca de pollo al punto un poco sangrante y con alguna pluma. La tortilla muy española no era, pero hay que reconocer el arte con el que la echaron en el plato parecía de verdad. Los gatos y un niño nos amenizaron la comida. Los gatos con más hambre que los pavos de Manolo no quisieron la comida del menú que nos habían puesto y les ofrecíamos, muy exquisitos ellos. El niño abandonado a su suerte por los padres daba unos alaridos como un macaco. Los alaridos y lo salvaje del jardín era como estar en la selva.
La pobre camarera tenía aspecto de estar con algo de depresión, le pregunté por los aseos y acabé en una especie de letrinas sin luz pero que por el olor se sabía para que servía el lugar.
Por fin y a mi pesar, por que una vez de perdidos hay que disfrutar, pedí la cuenta y fue cuando conocí al artista, todo cobraba sentido. El profesional de la cocina, el mago de los fogones salió detrás de una cortina y tras valorar su obra en el ticket, culminó con la entrega de unos caramelos.
En ese momento se me saltaron las lágrimas, te das cuenta que estas viviendo un momento muy especial, es entonces cuando lo valoras. Yo miraba para el cocinero, como suele ser común en los genios, trataba con desdén a la camarera. Su porte y su vestimenta de gran chef te aturden. Solo éramos dos clientes pero se notaba que lo había dado todo en la cocina. Su pelo debido a los proceso culinarios era de un negro intenso y con mucha grasa, era como si le hubieran rociado con aceite para caja de cambios de los coches, la valvulina de siempre.
No pude comer los caramelos, me recordaban a los que tiran los reyes magos cuando no hay mucho presupuesto de navidad.
Buen sitio para comer tranquilo. La camarera un poco más agobiada de la cuenta con el volumen de clientes, pero siendo respetuoso y amable, el trato es recíproco. Lo mejor, el gazpacho. Volvería sin problema, muy buena experiencia.
Alejandro Rullan Lopez
+4
Como propietario del Oasis, los lavabos son Sólo para los clientes y vienen de fuera a estropearlo y a marchar lo. Ojo se avisara policía. Gracias
Cálida precio excelente, la atención muy buena no hay que guiarse por por la puntuación por que vimos la puntuación y no nos queríamos quedar y tomamos una buena decisión al decidir comer en este sitio
Comida buena, precios excelente patio con ambiente agradable
Terraza bonita, comida muy correcta y precio también muy bien.todo perfecto
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