Bon Appétit Restaurante

Exquisitos todos los platos, toda una sorpresa 🤩 Recomendable 150%. La sopa de melon con laminas de jamon muy buena y muy fresca. Los croquetones de 4 carnes rustidas buenissimas! Hay que probar 1xpers como minimo. La galta de ternera al xocolate especiado, espectacular! no le hicimos foto para no desvelar la sorpresa, hay que probarla tambien! 🤤 Y probamos el rissoto de butifarra y trompetas de la mort; delicioso!! Teniendo esta joya en Puigcerdà, si os gusta la comida, no vayais a otro sitio, sobretodo evitar los de la plaza principal, tapas reblenidas y platos combinados. Daros el paseo de 2’ hasta este restaurant! A partir de ahora cada vez que volvamos a Puigcerdà iremos a comer aqui. El servicio super simpatico y atento! 🔝

Comida francesa exquisita, perfectamente presentada, la atención de Jordi su dueño destacada. Degustamos el roastbeef de vedella, una sopa de cebolla y un meloso de carrillera. De postre tarta de queso con mermelada de frambuesas. Una botellita de Cava Miquel Pons, del Valle del Penedés. Muy recomedable. Una velada suculenta

Totalmente recomendable para comer. Fuimos a las 13 y estaba vacío, el local es modesto (quizás esto nos engañó un poco a primera vista y nos hizo dudar) pero cuando leímos la carta y nos sirvieron los primeros platos, estábamos seguros de haber acertado. El servicio muy amable y todo bien. Tienen bastante variedad de platos. Solo con los nombres ya se te derrite la boca de las combinaciones que ofrecen. Pero una vez te llega el plato a la mesa...esta buenísimo. Las raciones no son exageradas, pero reconozco que termine y no podia comer absolutamente nada mas. Comimos el rissoto, canelones, ternera y trinxat. De postres helado de vainilla (muy bueno) y miel y mató (buenissimo) (Actualización) Al final repetimos y muy contentos. El segundo dia las mesas estaban mas llenas. Los platos tampoco defraudaron. Muy recomendable.

Estuve de visita familiar en Puigcerda y quería probar este restaurante nuevo recién abierto, donde leí muy buenas críticas y me recomendaron, pero la realidad fue más que impactante. La decoración del restaurante es de estilo minimalista, no muy grande aunque con grandes ventanales que hace que se respire amplitud y puedas centrarte en la compañía y la comida que sin duda fue la protagonista. El servicio fue muy atento en todo momento y fuimos atendidos rápidamente y en menos de 15 minutos ya teníamos los primeros platos servidos. Pedimos una ensalada de salmón marinado con una vinagreta muy acertada y frutos secos dándole un contraste de crujiente. El segundo plato salió sin esperas largas justo después de terminar los primeros. De segundo pedí algo de lo que soy muy fan pero a la vez muy crítico, pies de cerdo. Y al probar el primer bocado fue una explosión de sabores y como a mí me gusta, con la primera capa algo crujiente y deliciosa. Todo ello acompañado con un delicioso y equilibrado vino tinto del Penedés sugerencia del sumiller Jordi. Para postre pedí postre hecho de la casa y seleccione el pastel de queso casero, otra deliciosa obra maestra de la chef, Anna. Luego para rematar café y licor digestivo de chocolate y todo ello a una relación calidad-precio insuperable además siendo semana santa! Sin duda volveré!