Guillermo Andrés Ollarves Peraza
+5
De vuelta del camino de la montaña, paramos en este acogedor lugar. Es una casa de piedra, como cualquier otra en Patones de Arriba, pero al entrar te da la sensación de estar en el salón de una casa propia.
Pedimos ensalada burrata y sopa castellana de entrantes y comimos de plato principal, huevos fritos del corral con chorizo, morcilla, torreznos y patatas, además de las costillas a la barbacoa con patatas. Todo muy sabroso y abundante y con buena relación de precio/calidad, por el menú que ordenamos.
De postre pedimos el coulant y la tarta de queso con frutos del bosque, que debo admitir que el coulant superaba a la tarta con creces, dado que a la tarta quizás le hubiera faltado algo más de frutos del bosque. Sin embargo, la experiencia gastronómica muy agradable, la atención estuvo genial y el ambiente redondeaba una experiencia de 5 estrellas.
Recomendable y espero poder volver a comer allí.
Restaurante con mesas en interior y exterior. A nosotros nos sentaron directamente fuera, que tiene el plus de estar al aire libre y viendo la sierra, pero que si hace mucho calor como fue el caso llega a ser insoportable.
La comida está rica sin ser nada del otro mundo. Los platos son abundantes. En el menú no entra la bebida, es primer plato, segundo, postre y pan. (23 euros por persona)
A destacar sin duda, el trato amabilísimo de los camareros.
Las vistas desde la terraza son muy bonitas. La comida es abundante y está muy buena. El precio dentro de lo normal para la zona, 23-27€ el menú (sin incluir bebida, con postre). Los tres camareros que nos atendieron súper majos, muy atentos. Buena elección.
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