Rugantino

Por desgracia cerró. Pero se trataba lugar magnífico, con una comida excepcional y un servicio exquisito. Ubicado en un lugar único, con aspecto de cueva laberíntica, que impresiona desde el primer hasta el último momento. La comida buenísima, con especial mención a la pizza de queso con patata deliciosa. Y los precios dentro de lo razonable. Además en su día fue Grupo Vips, con lo que muchas de las promos eran válidas, como los 2x1 en cenas, lo que hacía que fuese simplemente único, maravilloso. Una pena que Vips lo vendiese (gracias a eso se salvó del cierre, que le hubiera tocado, como a sus hermanos Lucca, Tattaglia, Paparazzi o -un poco diferente- Teatriz). Y una pena que finalmente cerrase hace un par de años. Era un lugar único en Madrid, se mire por donde se mire.

Genial experiencia, atención exquisita, la chica que nos atendió supersimpatica y amable. La cocina estupenda, me sorprendió porque pedimos lubina con verduras y espectacular, tanto la lubina fresca y tierna como las verduras al dente. El aperitivo que nos pusieron crema de calabaza exquisito también. Ambiente relajado acogedor, música apropiada para el bienestar, en fin... Encantada con el servicio en general. Totalmente recomendable.

Lo atractivo del lugar es que está en una cueva. Accedes bajando unas escaleras. La decoración y la iluminación hacen de este restaurante un lugar diferente. Tienen una amplia carta con platos bien elaborados y presentados, para mi gusto falta un poco de sal en algunos platos. Los postres son originales y la atención de los camareros es cercana y amable

El sitio es muy bonito, ya bajando las escaleras puedes observar la calidad del sitio así como la decoración, simulando una cueva y con muchos detalles. La comida es de calidad, eso sí, también lo pagas (aprox. 30-40€ por persona). Los camareros muy profesionales, están atentos en todo. Muy recomendable para cena de amigos y/o parejas, también pueden ir niños.