Emma Cocina

¡Por fin logramos visitar Emma Cocina, un lugar que teníamos muchas ganas de conocer! Y puedo decir con total satisfacción que la experiencia culinaria nos dejó más que contentas. Probamos una tapa de salmorejo que estaba simplemente deliciosa, unas albóndigas de merluza y gamba y unas papas arrugás. Se notaba que la comida estaba preparada con esmero y eso se reflejaba en la calidad de cada plato. Las papas estaban en su punto justo y venían acompañadas de mojo verde y mojo rojo. Las albóndigas tenían un sabor increíble, sazonadas a la perfección. Pero tengo que decir que el salmorejo, aunque solo era una tapa, se convirtió en la estrella, la razón por la cual volveremos. La atención que recibimos fue muy buena. A pesar de que los camareros estaban bastante ocupados cuando fuimos, se tomaron el tiempo para aclarar nuestras dudas y fueron amables en todo momento. Nos sentimos bien atendidos.

Cerca de donde el Señorito Santacruz conoció a Fortunata , de la Plaza del Conde Miranda,de la Plaza mayor y enfrente del mercado San Miguel, escondido bajo unos andamios horribles que encarcelan una verdadera joya gastrónomica: Cocina Emma. Una agradable sorpresa, desconocida hasta ahora para mí. Tras un mañana mágica y pedagógica recorriendo aspectos cervantinos del Madrid de nuestros amores, paramos en COCINA EMMA, mI amigo Santi y yo. Pedimos para compartir:berenjenas a la cordobesa, Tacos de atún con mermelada de tomate y Rabo de Toro con Patatas Panaderas. Santi amante del Zumo de Cebada, Bebió Cerveza y Vino de Garnacha tintorera para este humilde escribiente. Las berenjenas con miel y un poco de sésamo en su punto, fritas con delicadeza japonesa y recordando sabores de nuestra Andalucia querida, seca y con mucha sed , y Doñana en peligro. El atún que no era de Barbate, delicioso en tacos que se deshacian en la boca mezclando el sabor del dulce de la mermelada de tomate con esa explosión de sabor que aporta el atún. Y para gloria final, el rabo de toro, en su punto de cocción con una salsa profunda y llena de esos sabores de la infancia que nunca olvidas ( la magdalena de Proust). Terminamos con dos postres compartido de canutillos de crema( sabor a toffee, a Caramelos Vda. de Solano y a l dulce de leche argentino equilibrado) y crema de yogur con arándanos cremoso y con la textura justa para deleitarse con el aspecto y el sabor. Tambien probamos unos ravili que nos ofreció nuestra vecina de mesa Holandesa , Karen, que formaban parte del menu del dia que nos sorprendieron gratamente. Café y un vasito de aguardiente blanco de Alan del val , equilibrado y armonioso. ¡ La felicidad completa! El ambiente una mezcla extraña de turistas, huidos del Mercado San MIguel ( debíanestar bien asesorado y gente del Barrio de la Latina , clientes habituales. Local ruidoso, (no se puede ser perfecto), servicio eficiente y correcto, con una sencillez en el trato al cliente que a veces echas de menos en ciertos sitios de renombrado prestigio , te encuentras. Lo más importante la relación calidad precio inmejorable .Iremos más veces, reservando.

Me gustó la carta y todo lo que probé, las patatas con mojo, la ensalada de Burrata y la carrillera de ternera. No le pongo cinco estrellas porque tuve la desgracia de que se me cayera encima una mouse de yogur y ni me ofrecieron nada para facilitar la limpieza ni nos repusieron el postre que ni siquiera habíamos probado. A pesar del incidente, volveré, merece la pena