Bodega antigua pero autentica.
Jaume el propietario, atento y rapido, no hay mucho para picar, pero para tomar un buen vermut suficiente.
Hemos ido varias veces y seguiremos yendo
Hemos vuelto de nuevo, y como siempre de diez.
Hasta hace unas semanas solo había ido a comprar bebidas a granel, y podía destacar su amabilidad y buen precio.
Hace un par de sábados paramos a tomar algo. En principio, nos apetecían un par de cervezas frescas, aunque la pizarra con atractivos precios nos ánimo a picar algo de embutido.
Quiero destacar las raciones generosas y su calidad, lo que supone una excelente relación calidad-precio en este discreto rincón de Sants.
La amabilidad, impecable. Incluso le pusieron un cuenco con agua a nuestro perro.
Local emblemático,con el encanto de las bodegas de siempre, este tipo de locales se debieran de preservar porquue las nuevas generaciones no los valorarán,una pena,muy buena atención y muy recomendable
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