Ogura

La comida es muy buena. Sobre todo las gambas rebosadas. El servicio es bueno y el local no es pequeño pero tiene mucho eco. Si va un grupo grande es un poco ensordecedor. Los precios son razonables y si vienes al medio día entre semana es barato para ser Barcelona. Poco más de 12€ por el bufet entre semana y al mediodía. Los servicios están limpios y el local en general está cuidado.En definitiva, es muy recomendable.

Un restaurante japonés de tipo buffet. El menú de medio día cuesta unos 12'50 euros y te permite pedir lo que quieras de la carta. Eso sí, hay opciones de sushi que solo se pueden pedir por la noche, ya que el precio que se paga es mayor. Bebida a parte. Lo malo y que me parece un poco mal, es que solo te dejan pedir en 2 rondas, de tal manera que puedes pedir lo que quieras siempre que no pidas más de 2 veces. En resumen, te hacen pedir prácticamente todo de golpe. Aunque hay que decir que siempre puedes pedir por tercera vez en el caso de que sea un plato o dos, sin pasarse. La comunicación con el personal falla un poco, pero aún así, salí encantado y bastante lleno. Lo recomiendo. El restaurante estaba lleno de gente y sobretodo jóvenes.

Es dificil encontrar buenos buffets de sushi en Barcelona, pero Ogura es una excepción. Tienen una menu enorme con muchas opciones pero nunca descuidan la calidad, siempre que tenemos ganas de comer sushi venimos aquí. Muy recomendado, especialmente por la relación calidad/precio !

Buffet libre de sushi. Tienes determinados platos, como los takoyakis o el Sashimi de salmón, que solo son del menú de noche. El sushi está bueno, aunque no es el mejor que he probado. Servicio rápido.

Aprendí del Ogura durante mi último viaje a Japón, el País del Sol Naciente. Mi abuelo fue un prometedor Samurái, pero viajó a España para escapar del malvado emperador Hiroko Tanaka. Sin embargo, a punto de abordar el barco, uno de los amigos de mi abuelo le traicionó con un supuesto regalo. Envenenó una caja dorada de gyozas, que viajaron desde Tokyo a Barcelona con él, su hijo y su esposa. Lo que nadie esperaba era que no fue mi abuelo quien se comió la gyoza maldita, sino mi abuela. Tras una fiebre corta, pero intensa, su mujer murió en alta mar. Tras la muerte de la única mujer que realmente amó en su vida, mi abuelo juro venganza. Desde el día que nací, me entrenó para ser un verdadero samurái. Apenas mamé el pecho de mi madre, me forjó una pequeña katana y la puso en mis manos: "tu serás un guerrero, es tu única misión". Con tres años, ya era capaz de derrotar un oso con mis propias manos. Con 10, podía derrotar tres osos con una mano, los ojos tapados y colgando boca abajo de un almendro. Con 17, mi abuelo dijo: "ha llegado la hora" y me entregó su tesoro más preciado, la katana de su abuelo. Embarqué solo en un pequeño barco fabricado con ramas de almendro y huesos de oso pardo. Tras 6 meses de trayecto, pisé tierra firme en Osaka. Una vez allí, pedí direcciones a una hermosa joven nipona. Me dijo: "si deseas encontrar a Hiroko Tanaka, es tan fácil como seguir la dirección contraria al viento más frío. Pero tenga cuidado viajero, pues ningún samurái ha sido capaz de derrotarle e incluso mi padre murió a manos de sus secuaces". En ese momento, le juré que nos volveríamos a ver y que traería en mis manos la cabeza de Tanaka. Emprendí el camino hasta dar con su palacio -una estructura enorme, que tapaba el sol del amanecer para que no llegarán sus rayos al pequeño pueblo que habitaban sus sirvientes. Les prometí la libertad y ellos me ofrecieron sus espadas, pero les dije que esta misión la debía emprender yo solo. Un sucio cobarde debió avisar a los guardias, por lo que estos me esperaban con sus espadas desenvainadas. Se mantuvieron firmes y como señal de respeto, sólo les corte la mano izquierda y el pie derecho. A los que huyeron, les degollé; y procedí a mear por sus gargantas expuestas, para que así murieran ahogados. Cuando finalmente me encontré con Tanaka, me llevé una desilusión: era un señor mayor, feo como una cucaracha con lepra. Estaba escondido tras su trono. Apoyé mi katana en el suelo, para así enfrentarlo con mis manos. Le di un bofetón a mano abierta, una patada en los testículos y finalmente un uppercut que lo levantó aproximadamente 6 metros en el aire. "Esto es por mi abuela y el padre de la chica desconocida que me he encontrado esta mañana" Recogí mi katana y le abrí el vientre con la punta. Deposité en su interior una granada en forma de gyoza, para cerrar el ciclo que él mismo abrió. Hiroko Tanaka explotó en miles de pedazos, pero su cabeza quedó intacta. La recogí para mostrársela a la hermosa muchacha que esperaba en el puerto de Osaka. Ella me dió las gracias y me propuso hacer el amor bajo la luz de la luna. Yo le respondí: "no me interesan tus encantos carnales señorita, simplemente me gustaría saber si conoces algún buffet de sushi en Barcelona que esté bien de precio". Y así es como conocí el Ogura. Buena experiencia, el trato genial. Recomiendo pasarse a la hora de comer entre semana ya que el buffet sale más barato.