Vinitus

El servicio nos pareció correcto; las tapas fueron saliendo poco a poco pero sin esperar. Pocos camareros entendían catalán pero parece que eso no importe en Barcelona. Demasiado juntas las mesas pero es lo que hay en un sitio turístico. Lo imperdonable es que pidas agua y te sirvan una botella de plástico de 33 (de las pequeñas!!!); una de las que compras en el super por 0,20 y te cobran 2,20!! 900% de recargo! No decían que era 1/3 coste producto 1/3 coste estructura 1/3 valor añadido ??? Simplemente un robo y que desmerece el resto de la comida.

Suele haber cola, por lo cual conviene reservar. Y se justifica su popularidad, realmente destaca en una ciudad con un alto nivel gastronómico. Apenas alcancé a tomarle fotos a los postres de lo bueno que estaba (y teníamos hambre!). La tapita de pulpo estaba extraordinaria, y las patatas bravas también. Los churros no hay que perdérselos, y la crema catalana es deliciosa. La carta de vinos por copa es sucinta pero bien seleccionada, no hay un vino mediocre ahí, y el precio está muy bien.

Es un lugar para comer tapas españolas un poco más elevadas que en un bar común. La relación calidad-precio es muy buena. De los platillos favoritos (algunos podrían ser de temporada o dependiendo el día en que visitas el lugar): la ensalada de queso de cabra, el montadito de arroz crujiente con atún, la tortilla de patata y cebolla trufada con brie, el montadito de solomillo con foie y el arroz de cigala.