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Reseñas Recientes
Una de las creperías más míticas y antiguas de Zaragoza. Los crepes salados estaban riquísimos y muy llenos. Especialmente recomendables los gratinados. Los dulces tienen un toque más tradicional pero merece la pena probarlos. No le doy 5 estrellas por la atención al cliente del camarero, por teléfono bastante desagradable y allí parecido.
Siempre que llego algo decaído el camarero me saca una sonrisa y me voy de allí feliz. Los desayunos son de diez, todo artesanal y al punto. El café está muy bien hecho y el ambiente es tranquilo. Un lugar que merece la pena visitar..
De diez las creps que sirven. Variedad y mucha calidad. El local no es muy grande y está en zona concurrida,por lo que se recomienda reservar. Tanto mi hijo como yo salimos encantados.