Tu Impacto
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Fuimos la familia a pasar el fin de semana a Villalonga, no lo conocíamos. Reservamos en este sitio por las buenas opiniones. Éramos 14 contando a los niños. El servicio amabilísimo y muy agradable, la verdad que de 10 todos (¡Bravo!). Los platos distintos y espectaculares, nos contó el cocinero que había estado viviendo unos meses en Asia, desde luego tenían un toque todos los platos que les daba un sabor diferente: Chopitos con panceta, montadito de sardina, croqueta, pan bao espectacular (con picantito, lo que más me gustó con diferencia), gyozas, tortita de maíz con cebolla y carne trinchadita muy buena, pulpo rebozado riquísimo, tartar de atún muy fresco y diferente, etc. Para los niños también se podía pedir hamburguesas Los postres golosos, aunque quizá porque yo soy más de dulce me impactaron menos. La muerte por chocolate no defraudó, la tarta tatín rica y la torrija me hubiera gustado más si hubiera estado hecha con auténtico pan de barra. Me sabe mal, pero tengo que destacar un detalle muy muy feo: al pagar vimos en la cuenta que no nos invitaran a los chupitos. Ojo, que no tienen que hacerlo por obligación, pero sólo pidieron 5 personas y uno, no en plan barra libre. Nos pareció alucinante después de que la cuenta fuera de más de 450€. Sin embargo, me mantengo en lo dicho y lo recomiendo encarecidamente.
El horario de reserva me ha gustado. La presentación de los platos y la atención al cliente muy buena. La comida con algunos altibajos, quizás demasiado "sabrosas"o muy dulces . Las croquetas mejor la "líquida". El pulpo con garbanzos especial, aunque el caldo demasiado "sabroso".
Sorpresa a pocos minutos en coche de Gandía. Interesantes propuestas en forma de tapas o de arroces por encargo (olvídate de la clásica paella). Mente creadora a golpe de viajes y calle, que quiere quedarse en su tierra pese a las propuestas de salir. Brandada, croqueta y chipirón, fueron mis favoritos. Altamente recomendable. Repetiremos. 30€/pp