Restaurant La Muga

Je recommande vraiment.Que de la bonne cuisine maison, le personnel aux petits soins. Un régal pour un menu en semaine à 20 € le midi apéritif et vins compris. Par contre malgré la grandeur du restaurant prévoir une réservation.

Fuimos a mediodia con una reserva. No hay menú, es carta. La comida es buenísima y el servicio estupendo. Es una masia tipica catalana muy bien conservada y limpia. Con muchas obras de arte y detalles preciosos. La comida es tipica catalana o empordanesa. Entiendo que sea un poco mas caro que otros sitios. Pero para una ocasión especial, es un lugar muy agradable. Además, tienen patio y columpios para los mas pequeños.

He ido ya 6 veces, siempre esta todo buenísimo, especialmente el carpaccio.

Másia catalana muy bien restaurada, tiene una zona infantil con columpios, en el mismo sitio también hay mesas para tomar algo mientras esperas. La comida es típica de la zona y los comedores están muy bien decorados, el personal es muy atento y servicial, la comida es fantástica. Tienen parking propio.

Cuando llegamos al pueblo debo reconocer que, como siempre, los malditos prejuicios me asaltaron: Reconozco que es un un pueblo de los de película, una carretera que divide unas pocas (muy pocas) casas, una iglesia, un bar repleto de los clásicos parroquianos y poco más. Esto me encanto, pero... ¿Se comerá bien aquí? El Restaurant La Muga, está situado justo en el extremo de la carretera por la que yo accedí, es lo primero que ves al llegar y ocupa casi el mismo espacio que todas las viviendas del pueblo juntas. Cuenta con un amplio aparcamiento privado, con zonas de sombra, un jardín exterior que merece mucho la pena (si el tiempo acompaña) y un muy amplio salón interior. Como curiosidad, parte del restaurante tiene un suelo de cristal donde podremos contemplar una histórica mina de agua, por lo que, el espacio en sí, merece la pena. Poco tardé en comprobar que, en lo que lo gastronómico se refiere, merece la pena tanto o más... Comenzamos con un vino 5 Finques, D.O Empordá que, sinceramente y aunque no conocía en absoluto, me encantó. Un vino con un cuerpo muy intenso y con un toque ahumado y lo que, me pareció, era un toque ¿especiado?; esto lo acompañamos de Jamón de Bellota Reserva estupendo, el cual venía acompañado con un buen pa amb tomàquet; para continuar, un crujiente de queso de cabra, ensalada de aguacate y gamba. Esta última, diferenciándose de la habitual, se sirve con las gambas a la plancha y cebolla caramelizada. Continuamos con unas crestas de gallo fritas, un plato del que tampoco tenía conocimiento de su existencia y que me encantó. Con una textura que en absoluto era la que esperaba, nada cartilaginosa, mucho más untuosa, más parecida a un foie o a la grasita cremosa que podemos encontrar en un buen chicharrón, por ejemplo, con toques dulces y una buena fritura. Por supuesto, decidimos probar la carne: entrecot de vaca con 30 días de maduración. Una carne estupenda, con un sabor muy profundo que se deshacía en la boca. Pero esto no era el final... Aún nos quedaba un estupendo meloso de ternera con voletus, con una carne increíble y un plato que no sé si soy capaz de ver como cierre, antes de los postres, o como un postre en sí mismo: Butifarra dulce con manzana asada. Una exquisitez, a caballo entre lo dulce y lo salado, donde la butifarra parece una especie de "bizcocho cárnico" muy bien balanceada con toques de miel y la propia manzana asada. ¡Me encantó! Por fin, aunque con pena, dado que todo estaba de 10, cerramos con unos higos con crema inglesa, tarta de queso y una tarta tatín. En definitiva, un sitio que me encantó y al que espero tener la ocasión de volver a ir.

Local amplio y con terraza para tomar algo o café. Servicio muy atento y rápido. El arroz que pedí estaba muy potente de sabor y de pimienta. El resto de platos correctos. Los postres muy buenos y caseros se agradece. No es barato por eso.