Restaurante Asador Al-andalus

El restaurante se encuentra en un edificio de ensueño construido entre los siglos XV y XVI. En invierno recomiendo reservar en la Pérgola, porque al estar techada y acristala puedes comer disfrutando de las vistas al jardín sin pasar frío. Si no tienes una predilección por un entrante específico, recomiendo "Mezze del Califa", un surtido de entrantes para probar un poco de todo: humus, baba ganoush, tabulé, queso feta, falafel y ensalada. De segundo plato elegimos la pierna de cordero, acompañado de cuscús. Estaba bueno de sabor, pero la carne un pelín seca. Los postres son todos caseros. Probamos el Kunafa Osmalia, un pastel egipcio de hilos de hojaldre relleno de frutos secos y miel, servido con helado de nueces. El pastel era para chuparse los dedos. El servicio fue atento y amable. También tienen una tetería muy acogedora con terraza y unas vistas impresionantes.

Completamente recomendable, está escondido, casi no llego, reservé con tiempo y todo perfecto. ¿La comida? ¡Mi boca tuvo una fiesta en este lugar! Pedí: Mezze del Califa, berenjenas de Aleppo (son una locura sin descripción, tienes que probarla), Kudu Tandir (se derrite en tu boca y el sabor supera todo) y Pastela de pescado (delicioso). El servicio 10/10 el lugar es muy lindo y los precios justos. Una joya este lugar, espero volver pronto.

Necesitas reservar y con mucho tiempo de antelación si quieres ir en fin de semana. Quizás por ello, tenía unas expectativas demasiado elevadas y esto no suele ser bueno. Destacaría el entorno, precioso. La persona que está en la recepción y te acompaña a la mesa fue bastante cortante. El camarero que nos atendió fue correcto. En cuanto a la comida, de entrantes pedimos una especie de hojaldre (queso), no estaba mal, pero tampoco un sabor increíble. Luego vino la pastela de pollo, con la que repetiríamos en caso de volver. Nos pusieron un pan muy rico. No está mal, pero nos esperábamos mucho más, ya que no es barato. En Vejer hay otros lugares con mucho encanto que no le envidian.

Un laberíntico pero encantador complejo de varias casas unidas entre sí por patios y escaleras que conforman un restaurante, una tetería y un alojamiento con mucho encanto. Las partes más antiguas son musulmanas del siglo X y las más "modernas" del XVII... La carta del restaurante tiene especialidades marroquíes fundamentalmente y también algunos platos libaneses y sirios. Con un gran patio central lleno de plantas y diversos salones comunicados entre sí con paredes de piedra, arcos y una agradable decoración. Personal muy amable atento y profesional. La comida, deliciosa. Bien presentada y en raciones abundantes. Una carta muy amplia y una bodega "justita" pero que cumple con las necesidades básicas... precios ajustados y, en conjunto, una muy grata experiencia. Muy recomendable.

Excelente cena con amigos, lugar precioso y acogedor, personal profesional, amable y con buen conocimiento de la carta a la hora de recomendarnos, mención especial a Diego que fue la persona que nos atendió por la forma de atendernos. Comida espectacular, no puedo poner ninguna pega a ninguno de los platos que pedimos, carta de vinos con buena variedad y precios muy ajustados para el restaurante de su categoría. Sin más, volveremos sin duda a seguir disfrutando de la comida, lugar y atención.

Uno de esos restaurantes que están de reservas hasta arriba, pero esta vez, lo conseguimos! Y realmente mereció la pena. El lugar es muy tranquilo y muy bien ambientado y la comida te transporta a los olores y sabores de Marruecos sin cruzar el Estrecho, más que palabras, os dejo las imágenes para ir abriendo boca. Sin duda repetiría 🙂

Estuvimos comiendo en el Califa Express de la Plaza de España, el servicio fue algo lento ya que sólo hay un camarero para todas las mesas, el local es muy pequeño pero la oferta gastronómica es excepcional, todo lo que pedimos estuvo riquísimo. Por la tarde subimos a la terraza del Jardín del Califa y tomamos un té con pasteles. Todo nos encantó, la atención cercana y simpática de l@s camarer@s, las vistas increíbles, la decoración, la limpieza... Cada espacio está lleno de encanto. Sin duda repetiré cada vez que visite Vejer.