El Convento

Las bravas son tan perfectas que hacen que todas las demás patatas del mundo se sientan inseguras. Y las jarras de cerveza a buen precio son como un milagro líquido. Los camareros, son tan atentos que a veces parecen invisibles, ¡como ninjas de la hospitalidad! Es el lugar ideal para quienes disfrutan de un servicio sutil y una comida deliciosa en un ambiente "animado" . Definitivamente, ¡una experiencia que no olvidarás pronto!

Fuimos un viernes a cenar, la terraza estaba repleta de gente joven. El servicio fue inmejorable, realmente nos llamó la atención lo atentos que estaban los camareros y lo serviciales que fueron. Pedimos una tapa de calamares, una de boquerones fritos, dos bocadillos de tortilla de patata, 1 acuarius y 2 tercios (éramos dos y salimos a 15 por barba). Todo muy rico, la tortilla casera y el pan crujiente como recién hecho. Volveremos seguro.

He ido a almorzar, tomar un refresco, caña o café, tras acudir a las sesiones de fisioterapia en centro de salud que hay justo en la acera de enfrente y siempre he tenido un momento agradable en El Convento. Su terraza, en el jardín pegado a las Torres de Quart, es un plus. Relación calidad -precio buena. Me encantan sus verduras y sepia a la plancha (y otras cosas más pecaminosas como sus pedazo de bocatas). Y, sobre todo, destaco la amabilidad de sus camareros: Paola y un compañero suyo, que me disculpe no recuerdo el nombre. ¡Muchas gracias por vuestra atención!.