U Polek

Comida casera típica polaca. Tanto el ambiente, como el servicio de 10. Para la comida es requisito que te guste la col por que un gran porcentaje de los platos la llevan pero la experiencia vale la pena. Comimos el menú degustación y nos sorprendió también que los postres fueran caseros. Tenemos pensado volver a probar otro tipo de platos. Nos hicieron el favor de servirnos a casi última hora de la noche.

Nuevo descubrimiento! Fuimos por recomendación de un amigo y nos sorprendió la gastronomía polaca. Para probar un poco de todo, pedimos el menú degustación. Primero nos pusieron unas tostadas con manteca casera y pepino fermentado, que como entrante para abrir boca no estaba mal. Luego nos pusieron la tabla de tapas para compartir: albóndigas en sala de eneldo y nata (buenísimas, nos quedamos con ganas), empanadillas de dos sabores, 'bigos' (col fermentada con carne, embutido,...), salchicha ahumada con cebolla (riquísima también), y ensalada con col y remolacha. De postre probamos la tarta de queso y merengue (muy rica), la de manzana (nuestra favorita) y la de semillas amapola (de sabor peculiar). Y por último nos invitaron a unls chupitos. Estuvimos muy a gusto y el trato fue amable y cercano, y la relación calidad precio muy buena, sobretodo siendo todo casero. Volveremos a probar más cositas :)

Hacia tiempo que teníamos ganas de volver a la cocina polaca y, por tanto, a U Polek. Como era tarde y teníamos hambre, no hemos pensando mucho y nos hemos decantado por su mesa polaca, suerte de menú, con algunos de sus platos más típicos convertidos en tapas. Tenemos las albóndigas con salsa de eneldo (klopsiki), empanadillas (pierogi) de queso y patata y de col fermentada y setas, bigos (su plato más tradicional y una delicia: col fermentada con carne, embutido,...), kiełbasa (salchicha ahumada, con lo que nos gustan los ahumados), pan de hogaza con manteca casera y pepinillos (pajda chleba ze smalcem) y el mix surówek (varias ensaladadas polacas, que son más ligeras que las alemanas, y no menos sabrosas). De postre, nos decantamos por la tarta de manzana y la de semillas de amapola (no podríamos repetir más veces la palabra "delicia", para esto y para el resto). En fin, una experiencia sabrosa, para luego seguir adentrándose en su extensa carta. Todo a buen precio y con un servicio que le hace sentirse a uno en casa.

Restaurante de cocina polaca que merece la pena visitar. Teníamos buenas referencias y decicimos probarlo. El personal fue muy amable en todo momento y nos ayudaron con la elección de los platos porque si hubiese sido por nosotros, pedíamos toda la carta. Nos quedamos con ganas de probar mas cosas, pero el estómago tiene un límite. Seguro que volvemos para tastar otros productos de la carta. Si hay que mencionar alguno de los platos, yo me quedo con los postres, pero estaba todo riquísimo. Una lástima que el Zurek no se sirva dentro del pan. Para cerrar la comida te ofrecen chupito tradicional polaco. La decoración del local es llamativa y disponen de terraza exterior. Servicio mas que correcto y en cuanto al precio, muy bien. Comimos por menos de 20€/persona. Teniendo en cuenta que es comida casera, fabuloso.