Restaurante en un lugar tranquilo, situado en la carretera general del sur, en el término de Arico.
Tiene terraza muy agradable, la parte interior es una cueva con pocas mesas donde se puede disfrutar de sus platos típicos.
La carta no es muy extensa, la componen entre 5 y 6 platos, su postre y café hecho como antaño en cafetera de la abuela.
El dueño y la camarera muy amables y siempre dispuestos a que el cliente se sienta como en casa y pase una velada agradable.
Lo recomiendo. Es lugar de paso de muchos ciclistas y motoristas.
Un lugar increíble, en el cual la sencillez es armonía. Un trato exquisito, llegas arrastrando el calor de la zona sur y entras en aquel patio con sus sombras que te protegen, los.gsllpsnde fondo, la amabilidad de su propietario y su buen hacer.
En cuanto al menú, sorprendente, tallarines, que ni por asomo esperábamos encontrar ese plato, además de riquísimos, una ensalada cómo el mismo la define, básica, pero con un aliño que es el que le da el sabor, carne de conejo, queso asado con mojo y mermelada y los vinos, el.afrutsdo, completamente diferente, el tinto, aromático,el café de cafetera y los chupitos sobre todo el de limonchelo con que nos obsequiaron y un vinagre de regalo
Guachinche de los de antes donde destaca su excelente vino! Poca variedad de comida pero gana en su gran calidad de productos. Repetiremos! Y el dueño muy atento a todo!
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