Casa Paca

Hace unos días estuvimos comiendo en Casa Paca. El sitio está bastante perdido, al final de una estrecha carretera en pronunciada pendiente, dos coches no caben al mismo tiempo, afortunadamente disponen de un parking para sus clientes. El local está regentado por una señora mayor, pero desborda energía para dar y tomar, todo el servicio lo lleva ella. El local es pequeño, con una pequeña terraza fuera, los clientes hay tanto turistas como nosotros como locales. Comida muy casera, nosotros pedimos pulpo guisado, el cuál estaba espectacular y super barato, era una ración muy grande, mejillones, estaban buenos pero fue lo que menos nos llamó, escaldon y conejo en salsa, todo muy bueno y con ese toque casero que tan difícil es de encontrar. Nos quedamos con ganas de probar los postres, pero llegamos muy tarde y no quedaban. Otro detalle a tener en cuenta es que el horario de atención al cliente es muy amplio, no cierran. Todo un descubrimiento.

Comimos aquí y quedamos encantados. El lugar te transportar en el tiempo al pasado y la comida es típica canaria. A destacar el pulpo guisado que estaba muy blandito y sabroso y a un precio inigualable. La garbanza sabía como el plato casero de la abuela. El ambiente es muy campechano y la dueña aún sale a servir aunque deberian tener algún camarero más porque tienen muchas mesas.

Un lugar sin duda peculiar. Un restaurante pequeño, familiar, con comida casera 100%. La carta no es extensa pero suficiente, con hambre no vas a salir y el precio es bastante asequible. Paca esa una mujer simpática y servicial, de las que para cobrarte apunta en un papel lo que has comido y hace la cuenta a mano, nada de caja registradora, ni calculadora, lo hace como antiguamente. Eso sí, una vez que entras, hay que buscarse un poco la vida para coger sitio y que te atiendan, no esperes a que llegue el camarero a buscarte mesa y a preguntarte qué deseas, es mejor tener todo claro y decírselo en el momento a Paca. Recomendable 100%, sitios como estos quedan pocos y hay que disfrutarlos mientras duren. Comimos cabra, conejo y calamar (pota). El conejo en salsa riquísimo.

Es un restaurante súper familiar, fuimos a comer tarde y nos atendieron sin problema. Se pueden medir medias raciones, de forma que se pueden probar más platos. La comida estaba buenísima y calidad precio es expectacular. Comimos: - Queso blanco, típico de allí, con el mojo esta muy rico - Garbanzas, están muy ricos - Potas en salsa, espectaculares - Almogrote, lleva queso fuerte y es ligeramente picante. - Papas arrugas