La Comilona

Somos de Tenerife y decidimos ir a este local a cenar.. de verdad no sé por dónde empezar. Es una maravilla desde el ambiente, la vestimenta del personal, los camareros muy profesionales.. En cuanto a la comida, lo primero que nos trajeron fueron las tiras de berenjena.. de verdad me sorprendió, qué variedad de sabores se sentían en la boca una maravilla 😍😍😍 el arroz negro buenísimo. Ningún plato decepcionó, pero lo que más me llevo en el recuerdo es la tarta de queso, la mejor que he probado nunca… el sabor a queso, la temperatura y la textura, el helado de vainilla sabía a natilla..un nivel altísimo. Ojalá se expandan a Tenerife jajajaja GRACIAS por la experiencia. Lo mejor de todo el precio 💃🏼

Vimos un vídeo en TikTok que hablaba de este restaurante, y al llegar superó con creces nuestras espectativas, pedimos todos para compartir y toda la comida una delicia, una bomba para el paladar, el servicio súper antento y amable, lo recomiendo sin duda alguna, mis dieces para el restaurante y su servicio

Fui con un amigo y hemos coincidido en que es de los mejores sitios a los que hemos ido a cenar. Las croquetas de gambas al ajillo brutales, muy cremosas y con un sabor muy potente, así como la crepe rellena de setas, que fue mi plato favorito. De postre pedimos tarta de queso payoyo, bastante cremosa y con un sabor intenso a queso, aunque he de decir que no es un sabor fuerte, que yo lo agradezco en una tarta así. Viene acompañada un helado de fresa también muy rico y que contrasta muy bien con el sabor a queso. En cuanto al precio, he de decir que relación calidad - precio está muy bien (20-30€ por persona, según lo que se pida) . Comida de calidad y buena cantidad para el precio que tiene. Eso sí, los refrescos pequeños a 2'60€ me parecen pasados de precio. Como conclusión, La Comilona se ha convertido en uno de mis sitios favoritos, y estoy deseando volver a ir para probar más platos de la carta. Por ponerle un pequeño pero al bar y ser un poco exigente, he de decir que el servicio fue bueno, aunque a veces era difícil llamar a los camareros por todas la mesas que tienen que atender. Sin embargo, fue lo de menos, y no fue algo que afectara a nuestra experiencia en el bar.