De La O

De las mejores experiencias sin duda… Primera vez que fuimos y nos sentimos como en casa… La atención de los camareros excelentes, siempre pendientes.. El detalle de acercarse a cada una de las mesas su dueño, Manolo Genera para conocer de primera mano las impresiones de sus comensales, ya dice mucho del lugar.. Inolvidable nuestro 7 aniversario.. Sin duda el mes que viene volveremos….

Sitio con una carta con platos de mucho nivel. Eso se ve reflejado en el precio, para ocasiones especiales es un sitio muy recomendable. La atención buenísima desde el primer momento y la comida espectacular. Es cierto que las vistas no fueron las mejores ya que al ser muchos no podíamos estar fuera. Un sitio para impresionar a gente que no conozca la ciudad, especialmente si te sientas fuera.

Tenía ganas de conocer este lugar desde que tuve constancia de su existencia. Mis amigas, conocedoras de ello, decidieron regalarme por mi cuarenta cumpleaños un menú degustación para dos. Local pequeño con una decoración elegante y cuidada donde la vegetación es protagonista de esta. La presencia del jardín vertical a mitad del salón, un patio acristalado al final de este, su decoración de madera, la ausencia de barra y la cocina a la vista crean un ambiente especial y entorno muy acogedor. Junto a esto, una buena acústica, sin ruido alguno y con una excelente selección musical que ameniza la velada. Su carta es reducida y versátil, realiza cambios frecuentemente siguiendo ritmos estacionales. Su oferta está basada en cocina tradicional con aire innovador, con productos de cercanía y matices de diferentes culturas en cuánto a su elaboración. Comenzamos con el entrante, paté de la O, con confitura de calabaza, limón y naranja. De paladar fino y suave y de sabor potente y exquisito, el toque de los cítricos era un bocado de la ciudad en primavera. Continuamos con unos crujientes de langostinos y hoja fresca de albahaca con mahonesa de chipotle y unos cups cakes de arroz negro y bacalao con emulsión de lima y salicornia. Ambos espectaculares, donde a pesar de la presencia de salsas y/o emulsiones, el sabor de la materia prima principal en cada uno de ellos estaba bien presente. Nos encantaron. Como plato principal podíamos elegir entre salmón a la brasa o arroz meloso con carabineros. Elegimos el arroz y me aventuro a decir que fue la mejor elección sin duda que pudimos hacer. Punto de arroz perfecto, sabor intenso, cremosidad ideal, y el producto estrella, el carabinero, de diez. Una explosión de sabor sin lugar a dudas. Para finalizar tuvimos de prepostre un sorbete de fruta de la pasión con almíbar de agua miel y frutos rojos, muy refrescante y de almíbar ligero con punto de dulzor exacto que combinado con cítricos creaban una composición excelente. Y de postre un triple de chocolate brownie con sopa de chocolate blanco y helado casero de virutas que estaba bastante bueno, aunque quizás lo más flojito de todo. La comida la acompañamos con un vino tinto Ribera del Duero, Arrocal. Vino 100% tempranillo, de intensidad aromática y ligero, pero con cuerpo al paladar. En cuanto a servicio muy profesional, atento, amable y cercano, lo que pone la guinda a la grata experiencia sin lugar a dudas. En definitiva, no hay un pero en la experiencia a pesar de que trate de encontrarlo. Muy recomendable, sin duda alguna regresaré.

Bonito, elegante y coqueto restaurante en Triana, hemos venido a comer la noche de san Valentín y hemos estado acertado con el día y el lugar. Restaurante romántico, limpio y moderno. Comida. : casi toda buena, pedimos de entrantes un paté el cual estaba exquisito al igual que los montaditos creo recordar que de ciervo. Lo mejor con diferencia es la atención y profesionalidad de los camareros, nos hicieron el favor de guardarnos unos ramos de flores para entregárselo en el postre a las mujeres, en todo momento nos aconsejaron y ayudaron con los platos más recomendados y que mejor nos venían.tambien disponen de terraza con vistas al rio muy acogedora, para mí un 10. Por poner alguna pega las aceitunas son muy pequeñas y negras a nosotros personalmente no nos gustaron

Cada viaje que hago a Sevilla no dudo en darme el gustazo de comer en De La O. Es un lugar, que a pesar de su pequeño tamaño, siempre resulta muy acogedor. La comida está deliciosa, hecha con productos de temporada y cercanía. Y finalmente el personal es súper amable y te orienta de forma muy adecuada. Para mi un obligado, totalmente recomendable.