El ambiente es muy acogedor, siendo el olor de las velas lo primero que encuentras al entrar. Al estar el local alejado de los grandes monumentos, se nota un aire más relajado y personal, sin dejar de lado el encanto de las casas antiguas de enfrente.
El chico que regenta el local es encantador y se nota que disfruta lo que hace, que lleva la cafetería con mimo y cariño.
La comida es de muy buena calidad, apostaría a que es casera y variada o, como mínimo, de buena calidad. El zumo es artesanal, el pan gallego crujiente y de alta calidad, las tartas y la leche espectaculares...
Un sitio en el que apetecería entrar a leer con una bebida caliente.
Si buscas un sitio donde te hacen sentir como en casa, con una repostería casera y ESPECTACULAR, donde además el café que hacen es MARAVILLOSO, este es tu sitio.
Y si tienen la enorme suerte de ir, pídanse la TARTA DE QUESO.
Y los dueños encima son un encanto. ¿Se puede pedir más? Ah si, otro trozo de tarta de queso…
Desayuno. Bonita y minimalista decoracion. Ambiente relajado. Música tranquila. Atención excelente. Café y bizcocho vegano. Todos los detalles de menaje muy bonitos. Un lujo. Muy recomendable
Desayunar o merendar en Adelia es acierto seguro. Desde que entras por la puerta sientes un ambiente muy acogedor. El café es de los mejores que he probado, los dulces y las tostadas no se quedan atrás. 200% recomendable.
Ya hemos ido un par de veces y nos encanta. El café está buenísimo y los dulces súper ricos y se notan artesanos (el browni espectacular). Seguiremos volviendo ❤️
Es una maravillosa novedad en esta zona, típica de turistas y de cafeterías más clásicas.
Además de estar muy cuidada, el Adèlia Café es un lugar muy tranquilo, perfecto para quien quiera trabajar, leer un libro o conversar a un volumen moderado. Suelen tener música clásica suave a un volumen bajito.
El café está francamente rico, tienen varias opciones a mayores de la leche convencional (soja, avena, almendra) y diferentes bizcochos, cheesecakes, etc.
Si viviera aquí cerca, me vendría muchos días.
Ubicación de 10 al lado de la catedral pero lo suficientemente alejado para escapar del molesto bullicio que la rodea. Ambiente tranquilo y acogedor. Tomé tarta de queso y cold brew, las dos cosas perfectas (de la tarta de queso me habían hablado varias veces, por eso la visita). Habrá que seguir provando el resto de cosillas.
El café es MARAVILLOSO. La tarta de queso es LA MEJOR de Santiago. Todo casero y, lo mejor, Axel es el mejor anfitrión que se puede tener.
Un lugar diferente. La decoración minimalista y colores transmiten paz. La comida está bien y tiene muchas opciones para adaptarse a las peticiones de cada uno.
A) El croissant caliente con queso+jamón+miel fue una pasada.
B) El croissant caliente con mantequilla+mermelada muy rico.
El café está muy bien! Recomendado!
Fantástico lugar donde disfrutar tranquilamente de un buen café y probar algún dulce casero.
La tarta de queso riquísima!!! aunque tendremos que volver otro día a probar el resto de opciones!
El chico súper amable y con una sonrisa para todos los clientes.
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