Excelentes carnes, materia prima de primera calidad. Amplia variedad de carne cocinada a la parrilla. Buen surtido de ensaladas y sopas. El servicio es rápido y eficiente. Muy amable y amigable a la hora de asesorar sobre los platos. El ambiente del sitio es muy rústico.
Si te gusta la comida de verdad, la de toda la vida, bien guisada, contundente, este es tu sitio. Después de una buena ruta por la sierra de las Nieves, sales con un hambre atroz, que este lugar se encarga de aplacar más que correctamente. Deliciosas carnes a la brasa, combinados contundentes, unos entrantes muy ricos, sopas y ensaladas. La atención es muy buena, la cocina sirve con celeridad, y el ambiente es el de una venta de las de toda la vida, todo un gustazo, muy recomendable.
Paramos por una ruta hacia Ronda y muy buen ambiente además del servicio. Venta típica de la sierra con chimenea y zona de comedor muy acogedor. El personal muy atento. Hay WiFi.
Jose Miguel Rodriguez Lopez
+5
Un sitio espectacular para comer ,comida excelente ,personal muy amable ,y muy buen precio ...se tiene q repetir
Leandros Fabiola Roclin
+5
Nos ha encantado todo y muy generosos con los platos. Hemos desayunado y comido alli. Muy recomendable.
Comida y servicio de 10, no puede tener ninguna crítica este sitio. Recomendable sus carnes a la brasa, además del revuelto de tagarninas.
Estupendo,comida, servicio, amabilidad, permiten la entrada a perros dentro en el salón, muy amables, muy buena la comida y la calidad precio, lo recomiendo
Venta en la serranía de Ronda. Comida casera y pan recién horneado. Tienen menú del día con muchas opciones para elegir. Un precioso salón interior, rústico con una gran chimenea y techos altos. Bonitas vistas. Calidad/ precio razonable. Podrían mejorar la organización del personal (tod@s geniales) y la limpieza de algunos cubiertos, pero en general muy recomendable si pasas por la zona.
Lugar acogedor,con chimenea y comida Andaluza.
Platos muy ricos y no te puedes ir sin probar el pan de horno y el pudin de castaña.
Nos atendieron muy amable y con simpatia.
Empezamos con mal pie, porque parecíamos invisibles y no nos atendían.
Como eran más de las 16:00, preguntamos si podíamos comer y uno de los camareros nos dijo que no.
Pero nos quedamos en la barra, para pedir aunque sea un refresco y un bocata. Como había otra persona en la barra, aprovechamos de preguntar nuevamente para comer. Muy diligente, y sin problema, nos pusieron mesa y la carta.
Comida sencilla y rica, sin florituras, que es lo que buscamos cuando vamos a las montañas o al campo.
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