Cal Morell

Nos encantó el lugar, el trato, el servicio y, por supuesto, la comida. Fuimos en sábado, tienen menú, donde los entrantes son a compartir (2) y luego eliges un principal de entre unos 6 platos y un postre por comensal a elegir entre 3. Probamos el arroz meloso y la carrillera y estaba todo muy muy bueno. Para repetir.

Fuimos a cenar a Cal Morell como parte de nuestra experiencia en el Hotel Boutique MARDENIT, en Orba. Desde el primer momento fueron amabilísimos con nosotros, es un restaurante rústico con pocas mesas, por lo que el ambiente es muy tranquilo y privado. La comida estaba buenísima, disponen de un menú con entrantes a compartir y plato principal a elegir. No tuvieron ningún problema en adaptar la carta a una dieta sin gluten, ya que soy celiaca, y se aseguraron de que pudiera comer todos los entrantes adaptándolos para mi. Tanto los entrantes como el plato principal estaban riquísimos, y la presentación y el ambiente hicieron que la experiencia fuera inmejorable. Sin duda volveremos pronto! Especial mención a la camarera, que fue un encanto y nos aconsejó fenomenal.

Si estás por la zona de Orba o alrededores; por el motivo que sea, creo que debes visitar este restaurante. De hecho, al llegar yo a la zona, en cuanto pregunté por un restaurante, fue le primero que me recomendaron bajo la premisa de que “es un restaurante diferente; no es el típico”. El restaurante tiene una preciosa ambientación con lunas tenues y agradables luces que harán que el lugar se convierta en una estancia cálidas. Zonas empedradas, chimenea y adornos muy originales, harán el resto. Al pedir una copa de vino turno, nos pusieron dos pequeñas botellas de cristal muy originales para servirnos nosotros mismos; algo que nos gustó bastante. Los entrantes no se podían elegir; ahora bien, estaban muy buenos. Nos dejaron una ensalada y una coca, muy ricos. Los platos principales si se podían elegir. Algo que también me sorprendió es que, a pesar de que fuimos de las ultimas mesas de la noche y, ojo al dato, entre semana, nos daban a elegir entre toda la carta. Incluido el arroz. Algo que en casi ningún restaurante lo hacen. Y eso, es muy de agradecer. Cogimos el entrecot y el bacalao. Ambos, exquisitos; al igual que los postres. La tarta especial de manzana, creedme, jugaba en otra liga. Y para rematar nos dieron un licor, que igualmente, estaba muy rico. Estuvimos charlando, tras la cena, con la camarera (muy simpática, por cierto) y nos invitó a dejar una pequeña firma en el libro que tienen en la entrada y que está repleto de las mismas de clientes satisfechos. Así que, por mi parte, fue todo un placer y recomiendo que lo visitéis. Desde luego, si volvemos por la zona, volveremos a repetir.

Estupendo lugar donde que recomiendo 100%. Donde la comida y el trato es tan personal y amable que te hacen sentir como en casa. La comida es de muy buena calidad, cocinada a la brasa y con muchísimo cariño.!tienen un menú único con unos entrantes y un segundo plato a elegir. El restaurante es pequeño y muy acogedor. Nos dieron mesa sin reserva, tuvimos muchísima suerte, ya que tiene una gran demanda. Tienen terraza, pero en invierno no la montan. El interior es acogedor y muy aseado. La decoración es clásica u muy acogedora. Respecto a la comida, exquisita.

Un lugar precioso de trato estupendo. Las papas con un toque de miel muy ricas. La ensalada original y exquisita. Las bolitas de queso con crujiente de kikos estupendo. La coca con jamón y fuagras mejorable. El conejo a la brasa bueno aunque corto de punto. El solomillo de cerdo normal. El vino blsmco de la casa rico y frío. La camarera like de oro.

Estupendo! Material tratado con respeto, cuidado con los tiempos de cocción, todo fresco. La carta es pequeña pero todo lo que en ella hay es de primera. El trato es insuperable, los que allí te atienden son gente sana, simpática y amable. A Google le faltan estrellas para reseñar correctamente este lugar.

Cocina esmerada, trato cercano, decoración confortable y precio adecuado. Una experiencia muy grata tras realizar la ruta de senderismo, lo mejor que puedes esperar para recompensar el esfuerzo. Si la ruta invita a repetirla el restaurante es visita obligada. Incluso merece la pena programar una excursión solo por terminar en Cal Morell.

Nos lo recomendaron así que no dudamos en probarlo y no se equivocaban es una muy buena elección, eso sí, llamar para reservar. Tienen 2 menús uno de 17€ y otro de 20€ que están realmente bien y muy completos, la comida muy rica en general pero la carne espectacular sobre todo el solomillo de cerdo que estaba muy gustoso y blandito, os recomiendo que lo probéis!!! 06/10/17