Sitio único y entrañable! Comida casera, buena y acompañada de Lluís, el propietario. Uno de los pocos lugareños de la zona, que te deleita con sus historias.
No recomendable para urbanistas ni gente “fina”, ya que no sabrían disfrutar de la experiencia.
Íbamos a hacer la ruta del Prat de Cadi y Estana era el último pueblo Antes de empezar la ruta. Paramos a comer y nos llevamos una sorpresa. El propietario Lluís, uno de los pocos habitantes de la zona, regenta este restaurante, es una persona encantadora y entrañable. En el momento que estuvimos cayó una tormenta impresionante y acogió a un grupo de excursionistas que iban con niños pequeños para que se pudieran refugiar de la tormenta sin necesidad de consumo alguno.
Eran unos 30 niños con sus respectivos monitores y no le importó abrirle sus puertas para que se refugiaran de la lluvia.
Viniendo de una gran ciudad este hecho nos encantó y enterneció.
Nuestra hija valoro muy positivamente la hospitalidad de este señor.
Comimos un bocadillo de tortilla francesa de sus propias gallinas, súper rico!!!!
Lugar al que le tengo mucho cariño, desde cuando Sisco y Nando venian a tocar en la Festa Major!!!! Sentarse en su terraza y ver atardecer con el Cadí al fondo es inolvidable. La comida pasa a segundo plano. Hay que ir con ganas de disfrutar de la naturaleza y espíritu joven. Luis el dueño suele contar cosas interesantes, si sabes preguntar, claro.
Es como comer en una masia de la Catalunya profunda. Una gran variedad de platos caseros muy muy sabrosas. El dueño Lluís un viejito que se complementa perfectamente con el ambiente y te cuenta alguna historia si se la pides. No es apto para tiquismiquis urbanitas con prisas y reparos. El servicio se lo toman con calma, pero siendo que eramos 10 con comida casera y al momento y todos platos diferentes se entiende que tardara. Comer calentito aquí después de la ruta cercana ha sido agradable.
Eulogio Genova Emezabal
+5
Es una experiencia. Sólo estar con el jefe merece la pena.
No es sólo comer, otra manera de vivir.
Restaurante sorprendente! Apariencia rural y comida de calidad. Se agradece el trato cercano Luis un fenómeno.
Imprescindible tomar un chupito de ratafia si pasáis por aquí después de una buena subida por la maravillosa Cerdaña. El dueño del lugar es un crack.
Lloc autèntic de menjar casolà. És un lloc poc formal i no és apte per qui busqui un servei impecable, però les vistes inmillorables, les converses amb els propietaris, el bon tracte i els pastissos ens han fet tenir un dinar agradable.
Lieu authentique a souhait comme il en existe peu aujourd'hui. Perdue dans la montagne, cette taverne propose un menu absolument incroyable rapport qualité / prix.
Des cailles aux champignons en sauce en passant par de l'agneau à la braise .. des plats typiques catalans et excellents.
Le propriétaire avec son béret et sa gentillesse apporte son supplément d'âme à ce lieu que je recommande a tout randonneur du dimanche.
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