Casa Navarra

Sabores auténticos, ofrecen una extensa variedad de entrantes y buena selección de carnes y pescados, además tienen opciones muy interesantes fuera de carta con productos de temporada que están tan buenos como los fijos. El hojaldre de espárragos, de escándalo! La atención, tan exquisita como sus platos. Si te gusta la carne y pasar un rato agradable, es todo un acierto.

El sitio es original, tiene esculturas de madera, mapas, fotos, como decoración un poco barroca para mi gusto, pero está bien. La comida, nos trajeron 5 trozos de pan cateto y una bola de picos y un plato con chistorra esto cuesta 10€, 2,5€ por comensal. De primero, una morcilla de Burgos, si no has comido buena morcilla pues cumple y si lo has hecho pues esta te parecerá normalita. Pedimos de segundo bacalao al pil pil que estaba muy bien elaborado, un buen trozo de lomo de bacalao en su punto de cocción, se separaban perfectamente las lascas igual ocurrió con el bacalao a la vizcaína, fenomenal, el plato de pimientos de piquillo rellenos de bacalao con verduras, regular. Faltaba un poco más de bacalao y sobre todo por el precio. De postre, leche frita y milhojas de nata, la leche frita en las fotos se pueden ver que las ración es ridícula y sobre todo por el precio, parecía que habían cortado el trozo a la mitad. Las milhojas bien el hojaldre y bien la nata, no es de 10 pero si de 7,5. El lingote de chocolate es un brownie alargado, está bien pero sin algarabías En resumen hemos ido probado y no repetiremos nos ha parecido falta un poco de todo, calidad, cantidad y poco detalles, no nos ofrecieron una copa de un licor, que no la hubiésemos querido pues no dimos de beber alcohol, pero el detalle es el detalle y sobre todo después de haberte gastado 160€, lo mismo es poco para cuatro personas

Idílico desde los dinteles a las bodegas. Nutre desde la vista hasta el tacto de las maderas, pasando por lo que se viene a buscar, los sabores, olores y hasta sonidos cuando le toca crepitar a la chimenea. El templo del txuletón. Mil asadores, mil parrillas, pero la fuente de donde beber es sin duda Casa Navarra. La carta contenida para ofrecer siempre lo mejor, siempre con cariño, siempre con el trato que merece la mejor materia prima. El restaurante en si es un museo, una mezcla entre palacio de ensueño y sentirte en casa. El trato es tan cálido como las brasas. Sin duda, sitio referencia tanto gastronómica como humana en la Costa del Sol. Un pedacito del norte en el sur. Para los que amamos las tierras de arriba, tener esto abajo es magia.

Lugar con encanto peculiar. Bastante sobre cargado de decoración. Aparcamiento reducido en la zona. Personal amable y muy atento. Comida de calidad y muy sabrosa. Carnes con diferentes maduraciones y cortes. Quedo navarro muy delicioso. Bonito a la vinagreta algo diferente que despierta el paladar con su toque a vino dulce de jerez. El bacalao al pil pil muy sabro y en su punto. El entrecot en su punto y con sabor a leña además de su maduración. Punto negativo pase de comidas muy lento. Y precios un poco elevados, aunque merece la pena hacer una parada aquí y disfrutar de la calidad.

Buenas, Fuimos aquí en septiembre 2023, tres personas (reservado por uno de nosotros que ya había ido anteriormente). Era fin de semana y el local estaba con la zona del jardín llena y dentro más del 50% lleno. Es para daros la velocidad del servicio con la afluencia que había. Te atienden en la puerta, y ya te dicen donde puedes sentarte (en nuestro caso teníamos reservado por la zona del jardín/terraza). Puedes ir tanto en mesas altas para tomar algo rápido, adentro (que para el invierno tiene mucho encanto), y en el jardín/terraza como nosotros. El GPS te lleva bien. Pero si no conoces la zona ve despacio al llegar, por que es fácil que lo pases de alto. Hay aparcamiento (pocos) en la puerta o cerca hay un descampado. La atención de las camareras/os fue excelente. Sabían recomendar, explicarte cada plato y pendientes que no faltara bebidas, asimismo el dueño salió para preguntarnos el punto de la carne. Y aquí recalcar que cuando se vació el local (nos fuimos los últimos, así que podía dedicarnos tiempo) nos enseñó su bodega, detallazo. Dicho esto, no es un sitio para ir con prisas, sino para echar la comida muy tranquilo. El servicio es bueno, pero no van a toda leche. Comida: - Aperitivo, cortesía de la casa, chistorras, buenísimas. - Tomate con helado de albahaca, riquísimo y fresco. Recomendable. - Croquetas muy ricas, y cremosas. - Chuletón de 2 kilos. Hecho al punto que debe ser, y recomendado por el dueño. Espectacular. Aquí me gustó mucho: 1) la grasita cortada previamente y puesta encima. Te quitas trabajo y vas pillando a tu gusto. 2) El interior, pese a estar poco hecho, estaba calentito y aguantó bien la temperatura (obvio según el calor o frío del ambiente que haga esto cambiará). Repito, nos encantó a los tres, más que recomendable. - Mil hojas: brutal. Super ligero/aéreo, un postre no super dulce, que me encantó. Y pacharán, que lo hacen ellos. Si te gusta, te recomiendo que lo pidas. No tomé vino esta vez, pero las cervezas las tiran bien, si os sirve. Resumiendo, un local con historia, que tienen un producto de primera categoría, y saben tratarlo. Ya tengo ganas de volver y pedir aparte del chuletón (obvio!) otras cosas nuevas para degustar! Espero que os haya servido de ayuda mi review. Saludos!