Skina

Si hay un restaurante que representa “la experiencia Michelin” a la perfección es este. Y si hay alguien que entiende bien al cliente habitual de este tipo de restaurantes, ese es Marcos Granda. La cocina de Skina ha seguido siempre la estela de su propietario en ese camino perpetuo de aprendizaje obligatorio para todo aficionado a la gastronomía. Porque Marcos Granda es, antes de nada, un gourmet. Un gastronauta en el sentido más estricto del término. Pocas personas que conozca dentro y fuera de este país han recorrido tantos y tan buenos restaurantes por pura afición golosa y desmedida. Conoce las mejores mesas de Australia a Estados Unidos, de Escandinavia a Hong Kong. De esos años en los que a todos nos deslumbraba la técnica, muchas veces sin un sentido claro, y en la que las presentaciones rozaban lo estrafalario a etapas más sosegadas y sobrias donde la materia prima cada vez ha ido ganando más protagonismo. Al final, con la tranquilidad que otorga el aval de las guías y los premios, Marcos se aferra al producto y a la interpretación más pura de los platos a través de él. Y lo hace a través de su traslación en la cocina, Mario Cachinero, que desde 2017 se hace cargo de los fogones. Un producto superior que se sigue reflejando en el resto del menú: en una trilogía de bogavante gallego que se disecciona en una boloñesa de su coral, en un curry rojo que acompaña a su cuerpo y sus huevas y en un risotto de puntalette de sus pinzas con creme fraiche y aceite de eneldo. O en ese magnífico taco de lubina a la brasa con níscalos, navajas y un jugo de sus espinas, y en ese lomo alto de vaca rubia gallega con pimientos y jengibre. Alto nivel que continúa en la parte dulce, con un postre refrescante a base de cítricos – mango, naranja y pomelo – y otro más sobrio y preciosista a base de chocolate, almendras y café. Un menú sobresaliente, impecable.

Fui anoche a cenar con unos amigos, la experiencia fue maravillosa. Respecto a la cena, fuimos con degustación estaba todo perfecto, felicidades a todos los chef por el trabajo, el trato de los camareros de 10 inmejorable, muy buen equipo y muy buen trabajo, ojalá volver pronto. Un saludo a todo el equipo skina

La verdad es que nos llevamos una grata sorpresa nada más entrar porque el local es muy acogedor. El servicio fue impecable y nos hicieron sentir muy a gusto en todo momento. En cuanto al menú, muy acertado todo. De los bocados del aperitivo el que más nos gusto fue el de anguila ahumada, después vino el gazpachuelo que nos sorprendió que fuera frio pero estaba muy bueno. Luego vinieron unos espárragos blancos que nos encantaron, porque sin ser nosotros fans de ese producto los prepararon de tal manera con un toque cítrico que estaban buenísimos. El risotto de payoyo riquísimo también y te lo sirven desde el interior del propio queso. Luego vino la lubina que estaba espectacular también con un sabor a mar increíble debido a las algas y el erizo. El pato estaba también perfecto y los dos postres buenísimos ya que no somos fans de las cosas excesivamente dulces y estos postres tenía un toque ácido muy bueno. En resumen, un sitio 100% recomendable al que debes ir si visitas Marbella.

Rinconcito en el casco antiguo de Marbella. Fuimos antes de la segunda estrella Michelin. Tienen una gran cocina, con mucha esencia andaluza y toques de arte. La propuesta es aparentemente sencilla pero en el fondo muy sofisticada. Me sorprendió la perfección en el punto de todos los platos. La gran pega es el local, con mucha estrechez en sala. Quizás demasiado precio por la experiencia general.

Continúa en progresión geométrica la cocina de Mario Cachinero. Respeto absoluto - y aquí no es una mera frase hecha - por un producto sobresaliente, simplicidad elegante en las armonías, que aún requiere de ciertas pinceladas para redondearse y un evidente sentido de la estética en las presentaciones. La sala y la bodega en manos de Marcos Granda , como siempre aquí, suman puntos a la experiencia.