Pantala

Un restaurante muy recomendable. El servicio siempre espectacular, entre semana o fin de semana. Da igual si comes a la carta o de menú, el trato es exquisito desde la reserva. La presentación de los platos y la decoración del sitio es acogedora, así como la limpieza de los aseos o la cuidada estetica de los camareros. De la carts destacan los tomates, anchoas, alcachofas o humus en los entrantes. La selección del vino te llevara a los segundos, buenos pescados y excelente carne. Los postres son obligatorios. El brioche de lottouse o la tarta de queso sublimes. Y el precio mas que razonable.

Pedimos el Tokyo spicy, las croquetas de berenjena e Idiazábal y el cachopín. Tanto el Tokyo spicy como las croquetas me parecieron deliciosos, el cachopín quizás un poco duro.

Un menú del día buenísimo y completo! Tienes un montón de opciones, la cantidad está muy bien, te quedas bastante lleno. Pedimos numerosas cosas, todas muy buenas, diría que el canelón fue el plato mas normalito (no es que estuviese malo, pero no me encantó). El café bombón un poco decepcionante. La atención por parte del personal es perfecta, son muy atentos! El menú son 16,90€ que incluye 3 en platos, bebida y postre. Lo recomiendo 100%

Espectacular, increíble la comida probamos la ensaladilla de gambas, el canelon, las croquetas y la gran chocolatada de postre. Una maravilla. Recomendable en todos los sentidos: el sitio es muy agradable y bien decorado, ambiente tranquilo y silencioso, buen servicio y atención por parte de los camareros. Para volver siempre.

Comida de jueves de invitación: se me invita a conocer este nuevo restaurante en la calle Santa Engracia, altura Plaza de Chamberí, que apenas lleva 3 meses abierto. Este local lleva muuuchos años cerrado y era una antigua tienda de ultramarinos (La Mantequería) de la cual se conservan elementos como las estanterías y la propia barra. Todo esto dentro, pero ya el exterior, me cautiva con su toque castizo ¿Para qué eliminar o modificar algo bonito? La parte de arriba del local es bonito, pero la planta inferior, que era una antigua carbonera, es deliciosa. Manteniendo suelo y ladrillo y con un toque sofisticado en el mobiliario, se trata de un espacio superagradable y amplio. Me fascinaron los apliques de las paredes, fíjate tú. En barra disponen de una carta más corta que en el restaurante, variada oferta de vinos (grifo de Estrella Damm para mí) y cuentan con desayunos, brunch el fin de semana y menú del día de lunes a viernes compuesto de 3 platos y postre por 16,9 €. Varios entrantes a compartir y elección principal (dos opciones de carne y dos de pescado). El festín comienza con jamón ibérico acompañado de unas tostaditas de pan y tomate. Un muy buen jamón de bellota que pone el listón bien alto. Tomate de temporada con ventresca para seguir. Buen tomate y mejor ventresca, para mí esto nunca falla. Ojo la ensaladilla cremosa de gambas, que es muy cremosa y está buenísima. Siempre fan de los trozos de gamba y del picadillo de encurtidos en cualquier ensaladilla. Steak tartar con un punto de picante ato para todos los paladares (supuestamente situado en un 2,5 en una escala de 0 a 5, pero yo diría que rondaba más el cero). Carne rica, corte bueno, huevo escaso. Terminan los entrantes con el trío de croquetas de la carta: berenjena e Idiazábal, de gamba ligeramente picante y de carrillera de ternera con kikos. Todas comparten la cremosidad, perfecta, el buen rebozado, poco grasiento, y una buena mezcla de ingredientes bien equilibrada. Ya perfectamente comidos llegan los principales. Soldaditos de pavía con crema de piquillos. Quizás eché en falta un puntito más en el crujiente del rebozado. Probé el salmón teriyaki con verduritas al wok y debo decir que quizás me equivoqué en mi elección porque ese salmón estaba de muerte. Punto de cocción perfecto, el glaseado brutal. Las verduritas no lo sé, pero platazo. Degustación de postres: fresas estofadas con espuma de leche de caserío anisada, la gran chocolatada y brioche caramelizado con crema de Lotus. Me quedo con las fresas <3 En definitiva, un sitio a tener en cuenta por lo mono, por el trato agradable y por lo variado y atractivo de su carta.