Kiosko De Horchata Miguel Y Jose

El último aguaducho que queda en Madrid, inaugurado en 1944. Ofrece un buen número de especialidades, aunque quizás las tres más típicas sean el agua de cebada, la horchata y el limón granizado. No quería dejar de probar ninguna, así que pedí un vaso pequeño de cada una, a un precio de 2,30 €, y la verdad es que no sabría por cual decantarme, las tres exquisitas: el agua de cebada no la había probado nunca y me encantó, un sabor muy original y refrescante; y en cuanto a la horchata y el limón granizado, espectaculares. Además, la atención sobresaliente; tuve la oportunidad de echar un buen rato de animada charla con uno de los dueños. No hay que irse de Madrid sin haberle hecho una visita.

Dinastía, tradición y respeto! 🇪🇸 La verdad que después de beberme aquí en este lugar dos horchatas pequeñas con fartons, una agua de cebada compartida con mi esposa y una horchata para ella pues me dio la curiosidad de investigar e investigar… Para aquella época en 1800 eran muy comunes en madrid en el paseo de prado y en el parque de El Retiro los famosos “agueduchos” que no eran más que puestos muy sencillos donde se ofrecían bebidas frías para que los madrileños en esa época combatieran el calor que sumado a las cantidades de ropa como refleja sus imágenes en la época era el mayor calor…. Kilos y kilos de ropa en un día de amplio calor … Estos pequeños comercio a través del tiempo y la modernidad fueron desapareciendo pero en la calle Narváez aún está el último “agueducho” de madrid donde con su sabor artesanal puedes cerrar los ojos y retroceder en el tiempo. La verdad es que la sensación de beberlo es que con cada sorbo puedes sentir la época dorada de esos años donde la gente tenía principios. Nunca en mi vida y más siento latino había probado el agua de cebada y lo digo a cielo abierto: me encanto!!! Tal vez es que me gusta la historia y me gustan las épocas que con solo respirar el aire me puedo trasladar en mi mente a donde sea. Desde 1944 en tiempos de conflictos en europea tiempos difíciles, está increíble familia se apoltronó en la calle Narváez pero leyendo un poco de su historia están con este producto desde 1910 e incluso hasta antes. La horchata ya la había probado pero no la horchata de aquí de este maravilloso kiosco, mi esposa al verlo de lejos pegó un brinco de emoción porque dijo: siempre había querido pasar por aquí. En ese momento que decimos acomodarnos y pedir no había nadie pero de repente de un momento a otro se empezó a llegar, bebidas y vasos vacíos van de allá para acá con dos señores que se ve que lo que hacen lo hacen con un amor increíble por el producto y por su familia y el respeto por lo que hacen, es admirable! Los fartons increíbles palitos suaves Dulces que se pueden acompañar con la fría y refrescante horchata. Quiero acotar que esta bebida no es comparable con otras de algún fruto seco o grano, no compare porque no tienen nada que ver. Venga y disfrute de una increíble bebida y conozca a las dos personas maravillosas que lo atienden. Si hubieran 20 estrellas en las reseñas les pongo 40. Gracias.

... probamos el agua de cebada: refrescante, deliciosa, diferente. Un producto nuestro, de nuestra historia... que no se puede perder. Una sugerencia: "tienes que probarla" Un agradecimiento: por el servicio y toda la información. Por perseverar. Una necesidad (obligación para la Administración...): promocionar, apoyar, subvencionar (?)...

No hay mejor y más auténtica horchata, más fría, más rica, más apetecible en todo Madrid. Y también más opciones: agua de cebada, granizado de limón, guselín...El cariño, sentido del humor y atención de Miguel y Jose no se encuentra fácilmente. Desde que recuerdo, no hay mejor plan una tarde tórrida de verano que ir al kiosco a refrescarse. Súper recomendable!

Probamos la horchata que estaba riquisima, el granizado de limón también muy rico y se nota el sabor del limón natural y por supuesto el agua de cebada una bebida típica de Madrid y muy refrescante. Los dueños muy amables y nos contaron un poquito de historia. SIN DUDA UN LUGAR QUE HAY QUE VISITAR.