Muy buen restaurante en Madrid. Cené con mi pareja aquí y nos encantó, tanto su decoración, servicio y por supuesto, su comido.
Cenamos el villagodio para dos personas que estaba espectacular, con el punto perfecto para la carne, y además venían unas patatas fritas de acompañamiento. Repetiremos.
Se trata de un restaurante de barrio muy cuidado y con una carta muy completa. Nosotros pedimos callos y bacalao a la brasa: muy buenos ambos platos. Muy buena atención por parte del dueño y del personal de sala. Los precios son los habituales en una ciudad como Madrid. Muy recomendable.
Vaya lugar para comer 🍽, olvídate de que sea un lugar con decoración maravillosa eso no importa, lo que importa es la calidad de los alimentos, para empezar un paté de jabali con mermelada, luego unas patatas con huevo y chorizo, el scalope, el tocinillo de Cielo, ya no puedo seguir escribiendo porque se me hace agua la boca y estoy a 9, 323 kms de distancia 😮💨
Comida casera, buenas raciones y muy buen servicio. El dueño es el propio cocinero, un auténtico maestro. He ido muchas veces y repetiría mil veces más. Menú muy variado y calidad precio inmejorable!
Seguid así!
Restaurante pequeñito y acogedor, con ambiente casi familiar. El bacalao está espectacular en todas sus formas; también probamos la ensalada de codorniz escabechada y la ensalada de bacalao con aguacate y naranja. Todo espectacular y el trato inmejorable. Enhorabuena!!!!
Restaurante tradicional, que nunca falla. Muy recomendable el bacalao en cualquiera de sus variantes, el dourado me encanta, los escabeches y los postres caseros. Trato muy amable, familiar… casi como en casa! Para repetir sin dudar.
Miguel nos da cariño y buena calidad . Esto es lo que me termina de decir. Todo los clientes le quieren por el bacalao tan rico que nos ofrece y gastronomía de León como la Cecina , además de pasión por la calidad que podemos disfrutar en su restaurante . Gran profesionalidad y entusiasmo . Antes ha trabajado desde 1960 en grandes hoteles y restaurantes , como el hotel nacional en el 1962, estuvo en Londres, hotel Gorin, junto a Victoria Station, y sirvió a la Reina de Inglaterra en Liverpool .
Restaurante de toda la vida, de los que no necesitan sumarse a modas pasajeras. Buena comida y sobre todo un trato excepcional.
Comida casera y muy rica. Una grata sorpresa. Por poner un pero la camarera presionaba un poco para que pidiéramos más platos y consumiesemos más y no se dan cuenta que eso puede espantar a los clientes.
Comida casera y menú bastante accesible 22 euros y gran amabilidad por parte del dueño
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