Xerardo Pazos de Castelo (SOMM)
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A veces veo bares centenarios.
De cañas y callos, imprescindible visitarla para conocer el Madrid castizo.
Esa maravillosa seducción de lo antiguo que termina siendo lo más moderno.
Manuel Alvarez-Monteserin Lahoz
+5
El mejor sitio de Madrid.
Ana cocina los mejores callos que yo he probado en mi vida, y he probado muchos.
La cecina es espectacular.
Los escabeches, soberbios.
Las albóndigas, brutales.
Y para mi, lo mas importante de todo, la calidad humana de las tres personas que están allí cuidando de que no te falte de nada. No pueden ser mas majos.
Taberna tradicional familiar en zona Plaza Mayor pero no turística. Productos de calidad y trato cercano. Os la recomiendo si queréis tomar un buen vino y comida tradicional española: callos, queso manchego, chorizo, bonito, etc. Reservar mesa ya que el sitio es pequeño.
La dueña una cocinera estupenda, unos callos del 12 que puedes tomar en la cena y no te juegas la noche. La pareja de hermanos que atienden unos expertos y además simpáticos. El local pequeñito pero con todo el sabor de un clásico. En fin todo estupendo, nosotros lo conocemos hace años y mantiene su nivel de calidad.
Los callos y las albóndigas muy buenos!! Esa cañita en la calle con unos callos...muy de Madrid!!
Bodega con encanto. Los dueños muy atentos y Ana, la madre, una cocinera excelente.
Albóndigas, callos, judones...todo riquísimo.
Bodega histórica que mantiene su precioso diseño antiguo en plena zona turística. Una oferta de tapas muy limitada (no hay cocina) pero muy rica en quesos, embutidos y conservas. El personal sigue siendo de lo más amable, pero los precios ya son del siglo XXI.
Taberna típica con diseño rústico, pequeñita pero familiar, te tratan como si te conocieran de toda la vida. Comimos una tapa de bacalao desalao en aceite y pan con tomate que estaba ESPECTACULAR!!! Unos callos que se te saltaban las lágrimas de lo buenos que estaban, creo son con diferencia los mejores que he probado y unas albóndigas que casi se salían del plato 😂 la Sra. Ana (la cocinera) un amor de mujer. Y los camareros (creo, hijos de la Sr. Ana) super amables y atentos! Nos llevamos un muy buen recuerdo de esa pequeña taberna de Madrid. Volveremos sin dudarlo!!!
Ya la atención q brinda Emilio merece las 5 estrellas! La madre q cocina como los dioses (las albóndigas!!!), el hermano también súper atento. Todo esto, más cada tapa y plato (las aceitunas gordal!!!) q sirven hacen q sea una experiencia para volver y volver. Una fiesta de historia, sabores y vermuts de grifo que te dejan con una sonrisa. Salud!
Singular local, casi un museo que exhibe un sinfín de botellas y piezas desde que se fundó en 1865. Precioso lugar.
A destacar sus encurtidos, callos y unas albóndigas caseras que quitan el sentido.
El local es muy pequeño por lo que hay que tener suerte para coger sitio.
El servicio muy atento.
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