Menú degustación completo a un precio muy ajustado en el que destacan algunos platos más que otros. Sabroso el salmón ahumado casero y el secreto ibérico jugoso y en su punto, por contra el risotto de salmonetes algo insípido. Buen servicio con un trato cercano y amable.
Se come muy bien. Ambiente agradable y acogedor, maravillosamente decorado. Comida típica belga, con un toque moderno. El servicio impecable. Un detallazo con la decoración del postre.
Un lugar acogedor, tranquilo. La comida del chef y su atención es increíble. Aquel día fue nuestro aniversario de boda y nos invitaron un postre muy original, nos pusieron las velas! Y invitaron las copas de champán! Son detalles que te hacen sentir especial. Esperemos que se abre pronto, para volver a disfrutar de ese sitio maravilloso .
Nunca he probado sus platos de carta, pero su menú del día es un valor seguro por la zona. Por algo menos de 13 euros tienes platos de calidad, quizás algo pequeños pero grandiosos en sabor. La única pega es que solo hay un primero y un segundo por lo que no puedes escoger. No obstante, nunca han tenido algo que no me haya gustado.
El personal es atento, educado y cuidan los detalles durante toda tu visita. Imprescindible!
Ariana Basciani Fernández
+5
La mejor atención con los mejores mejillones preparados al auténtico estilo belga. Tienen gran variedad de cervezas para acompañar tus platos.
Pide un kilo de mejillones si solo quieres probarlos o si eres amante de estos moluscos. Si además quieres probar otro plato de la carta como el steak tartar, te recomiendo que pidas solo 500 gramos de mejillones para que no mueras con la panza hinchada.
Simplemente es la perfecta relación calidad-precio en el centro de Madrid.
Toda una referencia en Madrid de cocina europea. Para mí no hay un sitio igual en el que comer a muy buen precio platos de Bélgica, que recuerda en algunos platos a la francesa. Los mejores mejillones con patatas fritas que he probado nunca. Sorberás el caldo. También excelentes postres como la tarta de azúcar caramelizada, carnes como el onglet o pescados como la raya a la mantequilla negra. Todo acompañado con magníficas cervezas belgas, buenos vinos y un gran servicio.
Decoración elegante, sobria y equilibrada. Un servicio irreprochable, agradable y atento. Una carta contenida pero llena de platos sugerentes. El menú entre semana, no llega a 12 euros, tiene la misma elaborada calidad y servicio que el que ofrece la carta. Y aunque se trate de un menú cerrado sin opción a elegir entre varios platos y las raciones sean un poco exiguas,el servicio y el lugar justifican de sobra el precio. Por 40 euros se puede comer o cenar extraordinariamente bien. Ojo a las croquetas de quisquillas, los mejillones y todas las recetas de codillo. No tardará en ponerse de moda.
El restaurante no es muy grande y las mesas están muy juntas las unas con las otras, pero tanto la comida como el servicio son estupendos.
Este restaurante es para ir de celebración de algo importante, también tienen menú del día de Lunes a Viernes en el que te ponen un primero y un segundo, bebida y postre, no tienes posibilidad de elegir ningún plato por que sólo hay uno de cada.
Si vas de carta, te ponen un aperitivo y pan con mantequilla, los mejillones en cerveza belga están muy buenos, aunque son un poco pequeños, te los ponen con un vaso de cerámica de patatas fritas, te ponen como unos cuencos con agua y limón para que después de comértelos te laves las manos. También probamos el entrecot y costilla de cerdo, muy buenos, pero yo me quedo con la costilla de cerdo, buenísima. De postre nos cogimos una creme brulee ligera y muy buena.
La atención de los camareros muy buena.
Fenomenal tanto para comer como para tomar una cerveza belga en la barra.
Muy íntimo, ambiente genuino y muy logrado. Servicio impecable y una atención a los detalles rozando lo maniático. Puedes encontrar a las camareras secando vasos a la vieja usanza. Siempre pendientes de si necesitas algo.
Se nota que el chef ha trabajado en restaurantes de varias estrellas michelín.
Tienen una carta de cervezas belgas correcta, tampoco muy extensa ni nada muy especial. Quizá recomendaría la de barril que también es belga y esa no la podréis encontrar en un supermercado. Suelen darte una tapa creada por el chef y que suele ser muy especial con la cerveza.
El menú de diario es fijo, normalmente no tienen para elegir primeros ni segundos, pero está todo muy logrado y son menos de 15€ por cabeza. Los menús llevan algo más que talento, se notan muchas horas de trabajo y planificación detrás. El precio es irrisorio para la atención que te dan y la calidad culinaria de los platos. Realmente disfrutas.
Si visitas el baño te encontraras algo muy especial que es difícil de ver hoy en día.
Como anécdota yo siempre me pregunto si le han copiado el logotipo a la peluquería de al lado o la peluquería a ellos.
Pequeño local alargado, bien atendido, y con una carta corta pero interesante. De primero aunque nos llamó mucho la atención la ensalada de queso de cabra y bacon, pedimos unos mejillones con cerveza belga. Buena cantidad de mejillones, son bastante mas pequeños que los gallegos pero estaban buenos, acompañados de patatas fritas en mantequilla. De segundo pedimos entrecot y costillas de cerdo. El entrecot bueno, acompañado con setas a la plancha y un puré muy bueno. Las costillas de cerdo muy sorprendentes, vienen deshuesadas y con una salsa riquísima. Se deshacían en la boca. De postre tomamos Creme Brulee, aunque lo que les sale bien es la tarta de manzana que te la hacen al momento, por lo que si la quieres tienes que pedirla a la vez que te toman la comanda.
El local es muy agradable.
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