Nado

Restaurante con configuración similar a una bodega. Pudimos degustar el menú furancho. Se trata de la versión corta de los dos disponibles. Propuesta bastante interesante. Los primeros entrantes ya te sitúan ante un producto de primera calidad . Como platos destacados menciono la ventresca de bonito, el fiambre de jabalí y un flan excepcional. El servicio bastante eficiente, con una música de fondo rockera, eso suma siempre. Enhorabuena a todo el equipo.

Fui hace unos meses y fue toda una experiencia, cocina muy cuidada donde el producto y la técnica destacan de manera excepcional, la decoración del sitio es ingeniosa y práctica con la cocina vista, con un gran silencio y una coordinación orquestral. Tomamos alcachofas en salsa verde con berberechos, las fabas de lourenzá (espectaculares), merluza al pil pil, jamoncito de galo celta (impresionante) y el famoso flan de nado. Muy recomendable conocer este pequeño rinconcito de Galicia en la capital.

Increíble experiencia para el paladar! Profiterol relleno de paté de galo de aperitivo; fabas que se derriten en la boca con sabor a percebe, menestra con caldo de jamón, raya, galo, roast beef y lenguado de una calidad excelente y sabores sublimes. Y para superarlo, flan y milhojas de lo mejor que hemos probado. Puedes ver cómo preparan y cocinan todo ya que la cocina está integrada entre las mesas. Todo el personal es encantador y te quedas con ganas de volver al día siguiente. Deseando repetir. Enhorabuena!

Uno de los mejores restaurante a los que he ido. La comida, con base en la cocina gallega, es una maravilla de rica. Por la calidad de los productos y su preparación. La cocina está integrada en el salón del restaurante, por lo que puedes ver todas las elaboraciones. Son un equipo 10. El servicio maravilloso.

Explosión de sabores en un ambiente único! Para empezar nos sentaron en la cocina, justo al lado de la mesa de trabajo de los cocineros! Si te flipa ver como cocinan, pídela! Eramos 2 y compartimos 3 platos, con el primero las alcachofas se deshacían en la boca y los berberechos tenían aún sabor a mar. La lubina en su punto de cocción con mousse de calabaza y paté de avellanas sublime y para terminar solomillo de vaca rubia, otro nivel! Todos los platos explicados con detalle por algún miembro de cocina o servicio y emplatados con mucha delicadeza y gusto. Todo apto para intolerantes a la lactosa! Hasta tienen un postre sin lácteos! Fue una cena espectacular, una experiencia única! Volveremos!

Nueva apuesta en tiempos difíciles de este reconocido restaurante gallego en el barrio de Cortes. Hay un menú de 7 platos con postre que tiene muy buena pinta pero que no pudimos probar porque era un poco tarde. Sin embargo, tuvimos la oportunidad de probar varios platos. Los chocos en su tinta con alcachofas estaban deliciosos, de los mejores que he probado en mi vida. El llostro de buey de mar reinventado, en una salchicha rico, muy sabroso. El arroz cremoso de alga percebe con percebes es un plato muy muy bueno y original. El salmonete también rico. De postre, el flan, rico. Y un helado de merengue con mousse de limón también fresco y rico. El local es bastante amplio, con pequeñas mesa alargadas creando como una fila. La cocina vista a lo lejos. Hay un reservado, en el que estuvimos, pero que no recomiendo porque es demasiado ruidoso y nada acogedor. El servicio muy amable, pero un poco lento. Destacar también un buenísimo vermut que hacen en Andalucía y embotellan para ellos personalmente. Muy suave pero muy rico. Para llevarse varias de esas botellas!

Una experiencia de 10. Todo el equipo muy organizado y profesional, nos han hecho sentir como en casa. El local de ladrillo visto y mesa corrida resulta acogedor y muy original. Hemos probado el menú: totalmente recomendable. La calidad, el concepto... de las mejores aperturas en Madrid. Recomendable reservar, ya que las mesas están muy solicitadas. Volveremos! (Para repetir una y otra vez ese flan).

Bonito espacio con cocina vista que da paso al comedor compuesto por mesas corridas en un semisotano abovedado de ladrillo visto y estética industrial. Se puede comer a la carta o elegir menú degustación con una serie de platos sencillos de raíz popular con muy buenos puntos de coocion, plenos de sabor y bien compuestos. Buena carta de vinos y buen servicio.