Sedelu

La decoración, cuidada y clásica presagia lo que nos vamos a encontrar en su interior: tartas, bizcochos y croissants caseros (y bien a la vista, lo que ayuda a abrir boca y a elegir), cafés, chocolate, batidos y una selección de tés muy completa y de hoja entera, nada de sobrecitos. Lo que más me ha llamado la atención de este lugar (decoración y sabores aparte) es que tengan de todo lo que pone en la carta (a no ser que se les acabe ese mismo día) y que haya una "tarta de temporada" que efectivamente tenga los sabores de la temporada: castaña, calabaza, turrón... Otra curiosidad es que muchos de los platos y las tazas sean de juegos dispares, lo que le da un toque de "casa de la abuela" encantador y que incluyan sabores como "chocolate con calabacín" demuestra que es verdaderamente una joya escondida que espero que siga escondida, para que pueda seguir siendo mi refugio en pleno centro.