El Rosario

Muy buena cocina. Platos originales, sorprendentes y deliciosos. Buena bodega y a precios bastante interesantes. Tiene terraza cubierta y el interior, aunque es pequeño, es acogedor y el personal amable y rápido en el servicio. No es el tipo de restaurante que entres por lo bonito que es, pero si le das la oportunidad quedarás muy satisfecho con la comida. Recomendable

Estábamos de gestiones por Madrid, y hemos parado a comer, en el primer sitio que hemos visto en google maps...y ¡que sorpresa mas grata! Es un bar de barrio de toda la vida, humilde me atrevería a decir, pero RI QUÍ SI MO, de verdad. Hemos comido en la pequeña terraza que tienen. Hemos preguntado al camarero, por unos platos y nos ha dicho que todo estaba muy rico, simplemente nos ha concretado las diferencias, nos hemos decantado por la ensalada de chipirones, que nunca la había probado antes, espectacular, los canelones y el arroz negro con pulpo no se han quedado atrás, adjunto fotos, el plato del arroz en hondo (trae mucha cantidad). El postre impresionante, un coulant de chocolate hummmmmm el más rico que haya probado. Un acierto. Entiendo que la hostelería debe estarlo pasando mal, porque con lo rico que estaba TODO me ha sorprendido que no estuviera saturado de gente. Gracias al camarero que nos atendió, el que había estado viviendo en Suiza, majísimo, se puso a llover y veló en todo momento para que estuviéramos cómodos, fue muy amable, simpático. Una pequeña joya escondida en un bar común de toda la vida. El precio, se ajusta a la calidad, lo que puede engrosar la cuenta son las bebidas, pero el precio d estas no dista de la competencia, mientras que la comida es muy buena. Habrá sido unos 60 euros para dos personas, 1 cerveza, dos cocacolas, 1 tinto de verano, 1 botella grande de agua, 3 platos de comida y 1 postre. Creo que en cualquier otro sitio cobrarian más, mis felicitaciones a la cocina y al resto de personal.

Un agradable descubrimiento en la zona cercana a Atocha. Nos encantó especialmente la brandada de bacalao con mermelada de calabacín, una interesante combinación de sabores. Los platos abundantes en cantidad teniendo en cuenta el precio. El servicio muy amable aunque el día que fuimos había bastante gente y tardaron en servirnos. Godello por copa, algo cada vez más común en Madrid pero aún difícil de encontrar. En general muy buena experiencia, volveremos.