Thai Arturo Soria

Cuentan con aparcacoches. Los empleados son muy amables y el sitio y la decoración es lo más y precioso. La comida está espectacular, con el menú degustación acabas muy lleno y las raciones son generosas. Además te ponen un aperitivo mientras esperas la comida. Aunque tiene escaleras, cuantas con una silla elevadora

Magnifico restaurante.Sera la tercera vez que voy. Nada mas entrar parece que te sumerges en la mismisima tahilandia.Con una decoración tipica donde predomina la madera,roca volcanica y sobre todo las flores,ya quedan pocos restaurantes que se molesten en esos detalles. Puedes elegir entre la terraza donde veras rodeado de budas y hay una piscina o en el interior donde esta el magnifico bar. La comida buenisima.Ademas tienes la opción de menu del día por 5 donde en un plato te ponen 2 comidas diferentes. Un Brioche con finas tiras de pollo y un riquísimo padthai. Lo compartimos con dos vinos albariños unas vieiras con espuma de coco muy recomendables y una ensalada de papaya finalizando con un coulant de chocolate y helado de violeta. Un sito donde el trato ,servicio,que vestia atuendos thailandeses, y la relación calidad precio fue genial.Pero donde,una vez más,la compañía fue insuperable.

Al llegar la entrada transmite calma, el aroma te hará sentirte tranquilo, y te invitará a pasar una gran velada. Nada más entrar te recibe el personal del local y te dirige a tu mesa, acomodandote rápidamente. Tras esto te ofrecen la bebida, accediendo muy amablemente a servirnos dos vasos de agua. Fuimos en pareja y pedimos un menú de diario, que constaba de una Brioche, y un Pad Thai (en nuestro caso al pedir el de langostinos el precio se incrementaba un poco), este menú incluye bebida. Y luego pedimos una ensalada de papaya y unas vieiras con espuma de coco (una delicia). A todo ello pedimos que nos quitaran la cebolleta, realizándolo gustosamente y pudiendo disfrutar de todos los platos en un gran ambiente y rodeados de profesionalidad. Repetiremos sin dudarlo.

Una experiencia más que disfrutona. Entras en el local y ya sin ni siquiera pensarlo te adentras en un entorno mágico. Atención exquisita por parte del personal, nos sentamos en una mesa con asientos muy confortables y una ambientación maravillosa. Entrantes para compartir, curry de carne, arroz y tofu vegetariano. De postre deliciosa tarta de chocolate, aderezado con vino blanco. El enclave digno de ser mencionado, un lugar idílico en pleno Madrid. Propuesta más que excelente para comer comida tailandesa en la capital. Una apuesta segura. Volveremos.

El restaurante es precioso, cuenta con varios espacios, entre ellos, una terraza muy agradable. Tiene gran variedad en la carta y la comida está buenísima. Nosotros pedimos los entrantes variados (estaban ricos todos pero nos encantó la empanadilla), un pad Thai de pollo, muy bueno, un plato con ternera y salsa de ostras que estaba riquísimo junto con pan bao (pedimos al vapor y frito gustándonos más el frito) y de postre el arroz dulce con mango que es lo máximo, igualito que el que ponen en Tailandia. Los precios correctos. Desgraciadamente, la atención no fue tan buena. Llegamos sin mesa y, lógicamente tuvimos que esperar, nos dijeron que esperásemos en la terraza que vendrían a ponernos la bebida y nunca salieron para hacerlo, la pedímos y llevamos nosotros desde la barra. Al darnos la mesa no nos dejaron la carta, a los 15 minutos tuvimos que pedirla a dos personas diferentes porque no la trajeron a la primera. Tardaron muchísimo en tomarnos nota y lo hicieron porque también tuvimos que avisar a la camarera. También tardaron mucho en sacar la comida y, al hacerlo trajeron antes uno de los principales que el entrante, por lo que se lo llevaron y de nuevo vuelta a esperar....una vez que empezamos a comer, ya todo fue bien pero llegamos a las 15.00, nos sentaron a las 15.35 y no llegó nada a la mesa hasta las 16.20h