Restaurante Jagger

Buscábamos un sitio para comer y nos metimos en Jagger porque google nos lo recomendó. Menuda suerte. La carta es corta pero todo es de altísima calidad (así que mucho mejor). Los puerros, el tuétano con tartar de gamba, el "bocata" de calamares, las alcachofas... todo es una absoluta delicia; un acierto. De postre sólo tomamos tarta de limón y, también, deliciosa. Encima, el servicio es muy atento y agradable, la música es rock del bueno a un volumen perfecto -que permite hablar y nunca molesta- y es bastante barato. 100% recomendable.

Buen gusto con la decoración retro. Respecto a la comida, de siempre pero con aires y preparación actual. Más que bien. Probablemente la cena de empresa la hagamos allí. A día 21 de enero de 2018 añado: Mi segunda visita al restaurante. Ya quedé impresionado en la primera visita, y aún sabiendo lo bien que se come, ¡me he vuelto a sorprender! No había probado la carrillada ni la merluza, y no hay palabras para describir la calidad de la materia prima ni la elaboración. Ah! ¡¡¡Las alcachofas hay que probarlas también!!! De postre recomiendo tarta de lima o de queso. Zona súper súper tranquila dentro de la zona en la que está (que para comer y disfrutar de la comida ser agradece y mucho). Limpieza general y de los aseos, impoluta. Muy bien timing entre platos, para saborear el plato anterior sin atosigarte, aún siendo pequeño no intentan que te vayas rápidamente. La música de fondo original que acompaña perfectamente, hasta que despierte el último sentido que faltaba por notar. El café de después de comer perfecto también. Lástima que no haya más estrellas para valorar

Pedimos de entrantes la sardina fresca marinada, 2 kim jon taco y 2 bocatas de calamares, como plato principal la carrillada y los callos, y de postre tarta de queso y el lassi de mango. Absolutamente todo espectacular pero, como siempre, algún plato destaca: los bocatas de calamares alucinantes; la carrillada, además de estar tierna y buena, lleva una salsa riquísima; los callos como los de la abuela pero con un caldo limpio y sin grasa riquísimos también; y para finalizar, sin duda la mejor tarta de queso que he probado en mi vida se encuentra en este restaurante.

Muy muy recomendable, la comida estaba riquísima. Nos atraía muchas cosas de la carta por lo pedimos varios platos para compartir. La comida tiene un toque moderno pero sabiendo lo que comes. La sardina marinada, tuétano (nunca lo había probado), un taco vietnamita de carne, y en los postres pedimos tarta de queso y oh dios!!! Sabía a queso queso, espectacular. La decoración me gustó mucho, detalles en forja, la pintura de la paredes como haciendo ladrillo, mesas de madera con espacio entre unas y otras, que hay restaurantes que parece que comes con el de al lado. Y precio muy bueno.

Por fin puedo decir que encontré un restaurante donde la calidad, creatividad y buen gusto, no está reñido con el precio. Un rinconcito en Madrid lleno de encanto aderezado con el saber hacer de los cocineros y la delicada amabilidad de su camarero. Es uno de esos sitios que te dejan un buen sabor de boca. Para repetir, indudablemente.

¡Nos encantó!Comimos varios platos para compartir y estaba todo riquísimo. La calidad-precio es buena, un sitio acogedor y el trato excelente. Son platos innovadores con comida tradicional. El tuétano asado,el bocata de calamares y las costillas estaba buenísimo. Ideal para ir con niños,ya que abajo también tienen un salón.

Comida fascinante en un ambiente íntimo y con personalidad. Pedimos el tuétano asado con tratar de gambas y acabamos mojando el pan de lo rico que estaba; las albóndigas de pollo en pepitoria dan un giro a la tradicional receta madrileña, muy ricas; las costillas confitadas están espectaculares; el frappé de sandía es súper refrescante; y la tarta de queso stilton está de muerte, no encontraras una tarta de queso así en todo Madrid. Altamente recomendable, precio muy ajustado para la calidad y la creatividad de los platos. ¡Que viva el buen comer!