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Maravillosa vinoteca italiana en la calle libertad. La tabla de quesos, espectacular, el vino italiano delicioso, el trato por parte del personal, inmejorable, y el local precioso y con un ambiente muy agradable. Es cierto que la copa de vino a 7,5 es caro, pero merece la pena ir de vez en cuando para darse un capricho, porque la relación calidad-precio es muy buena.

Nuevamente y ya por tercera tuve la oportunidad de visitar este restaurante y debo decir que la experiencia culinaria fue excepcional aunque el servicio va perdiendo fuelle desde la primera vez que lo visité en los inicios, y respecto a mi última visita hace ahora dos años. El servicio sigue siendo bueno, pero no tan excepcional y sobresaliente como lo era. Comenzamos la comida con una deliciosa mortadela de trufa, que tiene un sabor fuerte y distintivo. Seguimos con una burrata fresca, que estaba suave y cremosa, lo que contrastaba muy bien con la textura de la mortadela. El siguiente plato que tomamos fue el steak tartar con tuétano y huevo de codorniz. La presentación de este plato fue espectacular ya que terminan de montarlo en tu presencia. El sabor era increíblemente rico. Para acompañar mi comida, el personal del restaurante mos comendó un vino tinto italiano que estaba fuera de serie. Era un vino seco, suave y bien estructurado, con una profundidad de sabor que complementaba perfectamente los platos que habíamos elegido.

Vinos de todas las zonas de Italia por copas o botella. Recomiendo tomar copas y así probar varios. De menos a más cuerpo. Aconsejan bien. Los vinos son espectaculares. Con tanto vino la excusa para comer es perfecta y aquí no se sabe qué está mejor: si los vinos o la comida. Especialidades italianas con las recetas de mas tradición: caponata o vitello tonnato delicados y suaves. Mortadela trufada, lasaña, pasta fresca del día. Un derroche de platos todos apetecibles. Precio adecuado a la calidad. El local es acogedor con la luz perfecta. Las camareras atentas en todo momento. Para repetir durante todo el año.

Muy buen sitio. Volvería muchas veces más definitivamente. Las camareras son muy agradable y atentas, el producto es muy bueno, y la decoración muy bonita. El ambiente era relajado y sin ruido. Una atmósfera agradable. Los precios son un poco elevados, pero me parece que son acordes a la calidad del producto servido. Con ganas de volver.

Restaurante italiano en Madrid. Le pongo buena nota, un 4 estrellas, porque me pareció más bueno de lo que me esperaba. La carta está genial, hay muchas opciones para compartir y muchos tipos de quesos. Lo único que solamente tienen una opción de plato de pasta que va variando cada día. De primeras, te ponen un aperitivo de diferentes tipos de pan y un platito con un buen aceite de oliva que te sirven en mesa. De entrante pedimos un plato de mortadella trufada típica italiana que estaba increíble, cortada muy finita como a mi me gusta y una focaccia que te la sirven calentita muy buena. También, Vitello Tonnato, un plato también típico de la gastronomía italiana hecho con carne de vacuno en láminas finas, salsa de atún y alcaparras, la salsa picaba un poco. Para acabar con los entrantes, pedimos la alcachofa con queso parmesano, muy rica. Después de segundos, pedimos la lasaña que estaba riquísima y los Gnocchi, que nos sorprendió el plato porque nos lo esperábamos con más cantidad, aunque sí que es verdad que llena bastante y es lo correcto. Por último, pedimos un postre para compartir, el tiramisú, en mi opinión muy bueno y eso que no me gusta el café. También a destacar la atención de las camareras, que fue excepcional, da gusto cuando te atienden bien. El precio por cabeza es de unos 38€, precio medio.