Umiko

Restaurante de comida japonesa con un toque fusión, nos gustó mucho. Tienen una carta elaborada con mucha variedad de comida. Buen trato del servicio que explica los platos y te recomienda De lo que comimos sin duda nuestros favoritos fueron los ramen de carabineros y los niguiri de anguila y niguiri de vieira flameada! El tartar de atún a la boloñesa no nos impresionó, mucha salsa y la calidad del atún no era tan buena. El revuelto de setas con curry tampoco nos encantó ya que las especias no dejaban saborear las setas. Sin duda un restaurante para probar si quieres celebrar algo especial!

Umiko ha demostrado en los últimos 10 años ganas de crecer, de hacerlo bien y ponerle cariño en todo lo que hacen. Fuimos muy al principio apenas habían abierto. Hemos vuelto 9 años después. Pablo y Juan humildes, amables y volcados con su pasión. La nueva sala es espectacular. El servicio de cine. Tan bien lo pasamos y mejor comimos que hemos reservado ya para el año que viene. Pd: pasarse por UMIKOBAKE muy bueno y original.

Lo que más me gusta de este sitio es la originalidad de los platos en su fusión japonesa-española; algunas de las opciones son realmente sorprendentes. El sitio está guay, y si se puede recomiendo sentarse en la barra, el personal bastante amable y atento en todo momento. La calidad y la comida están muy buenas pero le pongo un 4 ya que creo que un poco fuera de precio vs sitios de oferta similar.

Una experiencia divertida, platos sabrosos, e innovadores unidos a una gran calidad en el producto. El local es original, divertido. Como contrapartida los precios excesivos para la cantidad que ponen. Cuidado con los precios de los platos fuera de carta, preguntar antes. La porra es un acierto, los guisantes lágrima una maravilla.

Comer en Umiko siempre es una experiencia. Es la tercera vez q vamos a cenar. La apuesta culinaria es excelente. Los platos son de gran calidad y sorprenden. En cuanto al espacio, reconozco que el local anterior tenía mucho más encanto. Bastantes mesas menos hacían de la experiencia un momento único. La atención era mucho más personal y al detalle. El local actual está bien, la atención es buena y la comida mantiene su calidad (aunque no han innovado con nuevos platos). En nuestra opinión, con el cambio de local se ha perdido esa magia que nos hacía repetir. No obstante, lo pasamos estupendo!

Platos espectaculares con una creatividad que roza la genialidad en muchos casos. Pienso volver para probar el resto de nigiris que nos dejamos por probar. El equipo de sala muy atento y profesional, un 10 para ellos. El único detalle de la sala en contra es la disposición de las mesas, de primeras nos iban a sentar en una que quedaba Justo en la entrada y el paso de la comida, por suerte al final nos sentaron en una mesa más apartada, la experiencia habría sido muy distinta. Unos 100€ por cabeza la cuenta y salimos muy satisfechos. Volveremos sin duda 👍🏼

El mejor restaurante de cocina japo-fusión de Madrid. Su equipo tiene la capacidad de sorprender en cada visita ofreciendo el mejor producto de temporada y creando constantemente nuevas recetas, que se combinan con clásicos de la casa como su ya icónico nigiri de socarrat con gamba blanca de Huelva o el ramen seco con carabineros al wok, salsa de sésamo y aguacate. La mejor manera de disfrutarlo es sentándose en su barra y dejarlo todo en sus manos. Si se prefiere un encuentro más íntimo también tienen una sala preciosa con mesas muy agradables y la misma calidad de servicio. Mención especial a su bodega con una gran variedad de opciones por copas y sus maravillosos postres.

Nos encanto la comida, platos muy originales y niguiris buenísimos. El Saam una delicia y los postres, que ya habíamos probado en el bakery, geniales. La decoración está muy cuidada, con un trabajo de Okuda en una de las paredes. La iluminación del local es intima, ideal para cenas románticas. Como la carta es extensa y muy marciana, nos pusimos en manos del equipo para que nos preparasen un menu degustación y creo que acertamos. Nuestra experiencia global sin embargo decayó por la mesa en la que estábamos. Pedimos barra de sushi precisamente para poder ver como preparaban los niguiris delante nuestro, charlar con el cocinero, etc, pero nuestra posición estaba esquinada en frente del puesto de recepción de las comandas y, a pesar de que había un puesto habilitado, no lo ocupaba nadie. Así que estuvimos dos horas y media mirando a una barra vacía, con la incomodidad de estar en una silla alta, enterándonos de todos los entresijos del servicio del día dada nuestra cercanía a cocina, sin mucha intimidad. Los platos salían en bandejas a medio metro nuestro y un trasiego constante de camareros yendo y viniendo. Por lo que fuese, a pesar de llegar los primeros de nuestro turno, tardaron 25’ en tomarnos nota, cuando el resto de comensales en la barra ya estaban con los aperitivos. Luego tuvimos que pedir un par de veces la cuenta para que nos la acabasen trayendo. No entiendo por qué ofrecen ese puesto si no obtienes la experiencia de barra de sushi. De haberlo sabido habríamos preferido una de las mesas en la sala. Por lo demás, el lugar es fantástico, recomendable y para repetir (algo que probablemente haremos en el futuro ya que nos quedamos con varios platos por probar). El precio es justificado (190€ pax) dada la calidad del producto.

Un lugar de gran calidad. Una apuesta innovadora de fusión de comida japonesa con distintas cocinas. El lugar se muestra elegante y el trato es el de esperar en un lugar como este. Las recomendaciones a la hora de elegir los vinos, los platos y los niveles de picante o incluso productos fueron de agradecer. La comida fue excelente y cada plato vino acompañado de una explicación detallada. Sin duda un lugar que recomendaría para todo aquel que quiera probar comida japonesa de calidad desde el punto de vista de los chefs Juan y Pablo.