La Fresquita De Mi Hermano Y Yo

El restaurante La Fresquita fue una excelente elección, un lugar cálido y familiar que ofrece una cocina tradicional española con productos de calidad. El servicio fue estupendo, los camareros fueron muy atentos y cordiales, y nos hicieron sentir como en casa. La carta era amplia y variada, con platos como tortilla de patatas, croquetas de jamón y los mariscos. Todo estaba riquísimo, pero lo que más nos impresionó fue el tartar de atún, un plato fresco y delicado, con un atún rojo de primera y un aderezo sublime. El ambiente era acogedor y tranquilo, ideal para disfrutar de una comida o una cena en buena compañía. Sin duda, volveremos a este restaurante y lo recomendamos a todo el que quiera probar la gastronomía española con un sabor auténtico.

Muy buen sitio para tomar algo o cenar en plan tapas. Por ponerle un pero, y porque soy muy quisquilloso, las mesas son altas y los taburetes un pelín duros (si vas con niños pequeños, tienes opciones más cómodas en la calle) por poner otro pero los camareros te tutean desde el principio, pero se les perdonan porque son muy amables.

Pues muy bien todo la verdad. Siempre que voy salgo contenta de este sitio, que tiene una terraza súper agradable y dentro un local que se está muy bien también. Los camareros están pendientes siempre de todo y te atienden muy educadamente y con rapidez. La comida está rica también y a veces las raciones sorprenden, mucha calidad en los platos. Desde luego recomiendo ir a comer cualquiera de las raciones de la carta y pasar un ratito agradable. El dueño suele estar por allí y se ve que está pendiente de todo el mundo, cosa que se agradece mucho hoy en día porque no suele ser habitual. Esta vez fui con mi madre que salió encantada. Los torreznos riquísimos, el pulpo a la parrilla también y el tartar de atún.