Restaurante Montecarlo

Un sitio sorprendente, muy recomendable, no dejarse influir por la apariencias. El trato es perfecto, super amables, eficientes, tienen muy buen ritmo sirviendo todos los platos. Tienen una bodega amplia y muy completa con vinos variados. La comida simplemente espectacular, uno de los mejores sitios a los que he ido y con una relación calidad precio acertada y asequible. Totalmente recomendable el helado de salmorejo. Para repetir sin dudarlo

Si visitas Ávila merece la pena alejarse 20 minutos de la capital para comer aquí, he comido en bastantes restaurantes de la provincia y puedo afirmar que este es en el que mejor se come. Tienes opción de elegir entre carta tradicional y carta moderna. El producto que trabajan es de altísima calidad y el trato es amable y cercano. La pasión por la cocina del chef Alberto Rosado se siente en cada plato. ¡Muy recomendable!

La experiencia ha sido una auténtica maravilla. Queremos de antemano agradecer al jefe de cocina Alberto Rosado, que está a la cabeza de este gran restaurante y equipo. Calidad y amabilidad van de la mano. Gran cocina y trato personal. Amplia carta de carnes y pescados, platos tradicionales y también modernos. Y qué decir de su extensa carta de buenos vinos, increíble. Muy recomendable comer o cenar en Montecarlo, con raíces tradicionales abulenses y a la vez con toques vanguardistas en su carta. Gracias de corazón por tu cercanía, profesionalidad y amabilidad Alberto.

He acudido hoy a comer con mi familia y hemos salido muy satisfechos. Los niños han comido cada uno filete con patatas, un buen y gran filete con sus patatas caseras, los mayores, patatas revolconas, revuelto de morcilla con piñones, chuletón y lenguado a la plancha. El postre de arroz con leche rico rico. Volveremos. Los camareros muy amables.

Anoche cenamos en uno de los "templos del producto" en Las Navas del Marqués. Pero esta vez fue en su nueva terraza. Un formato diferente, creativo, fresco, joven y atrevido, pero con el marchamo de calidad y buena atención al que nos tiene acostumbrado el Montecarlo de toda la vida. Platos actualizados, bien elaborados, con una cuidada presentación y un producto de 10. Divertidas combinaciones de sabores y colores en sus platos que hacen que una cena se convierta en una experiencia. El trato del personal, impresionante como siempre, nunca falta la visita del chef a la mesa para confirmar que todo está ok y charlar unos segundos, se nota y se agradece la preocupación por el público. Impresionante y mención especial al postre, coulant de turrón. No te lo puedes perder si eres un poco goloso. PD. Sitio ideal para tomarse tras la cena una copita y tener una buena charla.