Nuestro Bar Jumulla

Todo buenísimo y además lo recomiendo a personas celiacas ya que tienen variedad para poder comer, atención muy agradable

Hemos ido dos parejas a cenar. Debido a la situación sanitaria, reservamos a las 20:30 con la intención de reducir el tiempo expuestos a las aglomeraciones. No lo pudimos conseguir debido al ritmo de salida de los platos de cocina debido (claramente) a la falta de personal, que obligaba a la única persona en sala a ayudar en esas tareas para poder tener un servicio decente (mención especial para ella que, pese a esto, nos ha dado un servicio muy bueno). En lo estrictamente gastronómico, hemos empezado la cena pidiendo croquetas (de jamón y de boletus) y dos marineras. La croqueta de boletus tenía un sabor rico y potente que queda empañado por lo denso de la bechamel, siendo este el único punto de mejora de una croqueta muy buena. La croqueta de jamón sin embargo, comparte el problema pero no las virtudes de la de boletus, puedes pasarla por alto y no te pierdes nada. La ensaladilla de las marineras es buena y la presentación original, nada que comentar sobre ellas. Tras esto, hemos probado los baos de carrillera (un aperitivo bueno, aunque no te va a enamorar) y los de atún (mucho mejores, mejor aprovechado el pan y con un relleno muy rico, no te vayas sin probarlos). Hemos querido probar también los "baos turcos" pero no les quedaban (ni queso frito con mermelada de higos, ni sepia,...) El siguiente plato iba a ser sepia rebozada pero el inventario ha querido que sea calamar. No es exactamente rebozado sino más bien tempura, lo que da una cobertura ligera a un calamar muy bueno y que vale la pena probar. Por ponerle un pero, lo acompañan con una salsa tipo nata con nuez moscada y pimienta (¿sobras de bechamel?) que no le aporta absolutamente nada, es lo único a mejorar del plato. Tras esto hemos pedido mini-hamburguesas (que no son tan minis como en otros sitios). El único comentario que tenemos sobre la NB (pollo, queso y nueces) es que no vale la pena. Respecto a la americana, muy recomendable, buena mezcla de ingredientes para un resultado muy sabroso. Por último, hemos probado la tarta de queso (riquísima, tal vez un poco seca en algunos puntos pero nada importante) y la de chocolate blanco (una tarta de la abuela con chocolate blanco muy equilibrada y sin problemas de exceso de dulce). Mención especial al té verde con su correspondiente etiqueta de Hacendado. Hay veces que es mejor no ofrecer un producto que ofrecerlo de cualquier manera. Todo esto, 2 copas de vino blanco, una caña, una fanta de naranja y una botella de agua por algo menos de 80€ (20€ por persona). No es mal precio aunque los altibajos en la calidad de los platos te deja una sensación agridulce. En resumen, una experiencia recomendable que necesita un poco más de atención por parte de la persona al cargo (el salón estaba lleno, creemos que podía haber una persona más) y afinar algún detalle en la cocina para subir un escalón más.

Una sorpresa de platos. Viéndolo desde fuera no nos esperábamos para nada la calidad de los platos en cuanto a sabor, presentación y originalidad. Hemos pedido: tómate concaset con bonito, patatas bravas, alcachofas con salsa de pimienta, BAO de carrillera, BAO pollo al curry, brioche de solomillo y taco frito con calamar.

Exelente lugar, la comida es deliciosa y los precios son económicos 100% recomendado

Muy bien