Este sitio la verdad que me ha sorprendido gratamente.
En primer lugar, decir que el camarero me preguntó si me gustaba la tortilla con cebolla o sin cebolla. Detalle que lo dice todo, de hasta que punto les gusta cuidar a sus clientes.
En segundo lugar, el camarero está alegre, y eso se transmite en el trato. Esto es de esas cosas que el dinero no puede comprar, por eso creo que es muy valioso y debe ser reflejado aquí.
Después, el local es muy bonito, todo de madera, muy acogedor.
Por último, la tortilla...Dios que tortilla ¡Buenísima! Recomiendo a todo el mundo visitar este sitio, porque la gente que trabaja así debe ser recompensada en mi opinión.
Es un lugar genial para tomar algo a cualquier hora. Desayunos riquisimos y muy buen ambiente al vermú y de noche...los camareros súper atentos,da gusto.
Un buen lugar para compartir y tapas excelente
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