Restaurante espectacular, ambiente tranquilo, cuenta con unas 8 mesas, el servicio siempre atento y amable, la comida perfecta. Menú de 5 plátos más postre por 25€(sales de allí lleno) mención especial al plato de huevo crujiente con pisto y base de patata a la mantequilla. Sin duda habrá que repetir.
Restaurante pequeño, tranquilo y acogedor regentado por Marc en cocina y una camarera en el comedor. Me llamó mucho la atención que podías charlar distendidamente sin alzar la voz. El chef ofrece un menú degustación que va modificando introduciendo algún plato nuevo, integrado por cinco platos más el postre. Precio 25€. La camarera que nos atendió nos preguntó si queríamos conocer de antemano los platos o preferíamos ser sorprendidos. Optamos por la segunda opción. En nuestro caso el menú degustación fue:
1. Garbanzos con caldo de ternera y lámina de panceta ibérica
2. Coqueta de sobrasada, tomate y cabeza de lomo
3. Lubina con crema de setas
4. Huevo crujiente con trufa de Sarrión y patata a la mantequilla
5. Arroz meloso con alcachofa y gamba blanca
6. Fresón osmotizado con cremoso de limón, helado de vainilla y galleta de almendra
Todo estaba buenísimo y servido a una temperatura correcta.
La bebida y el café no están incluidos.
De beber pedimos 2 cervezas y agua grande.
Para la sobremesa, un café con coñac y un cortado.
Salimos a unos 30€ por persona.
Para la calidad que ofrecen, es un precio razonable. Sin duda, volveremos.
Nos llevó un amigo que conocía el local y la verdad que no podemos estar más satisfechos. La delicadeza en la interpretación de los platos y como el chef es capaz de trasladarte a la mayor tradición desde la propia innovación. Para ser sinceros empecé muy entusiasmada haciendo fotos pero… los últimos platos estaba tan centrada en disfrutar que se me olvidó sacar fotos. Volveremos seguro.
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