Sa Nansa

Es la segunda vez que hoy a cenar a Sa Nansa. La comida exquisita y raciones generosas. Tome calamares y mi compañera bacalao con ali oli me lo dejo probar y esta espectacular. La ensalada Sa Nansa con helado de hierbabuena buenísima. El personal en todo momento pendiente de si necesitábamos algo y muy atentos.

¿Queréis comer de calidad y a buen de precio? ¿Estáis en Fornells y no tenéis un plan? Soy nuevo en Menorca, y nos recomendaron ir ahí, así que fuimos a cenar allá. El marisco es fresco, tienen platos elaborados y el servicio agradable. Esta en primera línea de costa, así que hay buenas vistas y una agradable brisa del mar. Lo recomiendo 🤗

Fuimos el primer día porque lo encontramos y nos gustó!!. No nos defraudó. Desde que hablamos con un chico rubio(que se me olvidó preguntarle el nombre Joe) desde aquí un abrazo muy grande, nos reservo mesa. Y a la hora acordada nos tenía la mesa preparada con una lámpara en la mesa, vamos que no la faltaba detalle, solo la faltaba una flor. Comimos bacalao al alioli y un lenguado que era espectacular. Todo de 10. No contentos con eso y como vimos otro bacalao que tenía una pintaza, fuimos otro día a cenar de nuevo. Y repetimos el bacalao al alioli y otro bacalao con piñones. Estoy en Madrid ya y necesito ir a saborearlo de nuevo. No defrauda desde luego. Cuando vuelva alli volveré a repetir sin dudarlo.

Vinimos a este local un domingo por la noche buscando comida de calidad, un ambiente agradable y disfrutar de una velada romántica junto con otras parejas. La escena era idílica con el mar de fondo y la luz de la luna iluminando nuestra mesa, haciendo de la escena una delicia para nuestra vista. La ubicación del local es muy buena y dispone tanto de un salón interior como de una terraza. Pasando a la parte de la comida, decidimos compartir algunas tapas antes de pedir cada uno un plato principal. Las tapas que pedimos fueron los nachos con mozzarella y guacamole, y también pedimos una ración de chipirones que estaban tal y como uno espera. Lo mejor de la comida, para mí, fue el plato principal. Normalmente no suelo pedir calamares, pero ese día, por iluminación divina o simple azar, decidí pedirlos. Y qué bien hice, estaban divinos, con una cocción a la plancha perfecta que dejaba entrever un dorado brillante que era simplemente deleite para la vista. En boca, la explosión de sabores fue brutal, y todo esto acompañado de patatas y ensalada. De postre, el metre me aconsejó una crema catalana, la cual se notaba que era casera y que además estaba bien dorada. La capa de azúcar se rompió al golpearla con la cuchara, mezclándose perfectamente con la crema. Quiero destacar, por último, la gran amabilidad de los camareros y lo atentos que estuvieron en todo momento. Cada vez que necesitábamos algo, rápidamente nos lo traían. También nos aconsejaron en la elección de algunos de los platos principales. El precio era correcto para la calidad, la cantidad y el trato que recibimos. ¡Volveré!