Se trata de una pequeña y bonita lonja ubicada en el centro de una plazoleta porticada en la que hay diferentes puestos, y en donde se puede comprar cada día pescado y marisco fresco. La historia de este mercado comienza tras la desamortización de Mendizábal en 1836. El convento de san Agustín o del Socors quedó abandonado desde ese momento. Desde mediados del siglo XIX, en la cara oeste del convento, se vino realizando un mercado ambulante con diversos puestos de pescado, carne o embutidos. Como consecuencia del derribo de una parte de las murallas de la ciudad durante la segunda mitad del siglo XIX, se llevó a cabo una importante remodelación en esta zona. En lo que antiguamente fuera la huerta del convento se configuró una nueva plaza con espacios algo más amplios entre las estrechas callejuelas del casco antiguo, con lo que, en 1895, se creó el mercado de pescado, siguiendo la característica arquitectura de finales del XIX, con la utilización del hierro forjado y la cerámica y dotando al edificio de ventanas con el fin de airearlo. El edificio fue proyectado por Ramón Cavaller, el cual realizó, también, el proyecto del cercano teatro des Born. Justo enfrente y adosados al convento del Socors, están los puestos de carnicería, cubiertos con porches, y en donde se pueden comprar los embutidos y quesos típicos de Menorca (merece la pena porque el genero que venden es de calidad). En los alrededores hay, también, varias fruterías y tiendas de alimentación y algunos bares y restaurantes donde comer o simplemente tapear. Un lugar ideal para pasear por las mañanas y disfrutar del ambiente de un mercado local y tradicional en el que se venden una gran variedad de productos frescos y de calidad.