Hemos ido a comer dos personas, previa reserva con dos meses de antelación. Las expectativas eran altas y han sido satisfechas con éxito.
El lugar en sí ya es mágico, con una finca que rodea la propiedad con animales y algunas mesitas para disfrutar del entorno.
El trato de Marta es muy cálido y cercano y la cocina de Roberto es honesta y "simple". En sus propias palabras, si objetivo es darle todo el protagonismo al producto, desnudando cada plato. Y vaya si lo consigue.
En nuestra visita disponían de dos menús degustación, con el plato principal a elegir entre diversas opciones.
Cómo pases a destacar: la vieira, los dados de bonito y el huevo con crema de patata ahumada.
Para el apartado de vinos, déjate aconsejar por Marta. Acertarás plenamente.
Local muy recomendable si buscas una cocina sincera, de producto y en un entorno mágico.
Deseando volver!
Es una experiencia bucólica desde el momento en que se accede al recinto, un lugar pequeño y acogedor que invita a relajarse y disfrutar de cada segundo que se pasa allí.
La comida, el ambiente y la atención de Marta y Roberto son de 10.
El menú es de temporada y con productos locales, preparado con mimo y esmero.
El menú que elegimos fue el de 8 entrantes + pescado y plato principal y todos los platos fueron estupendos, la relación calidad/precio me parece muy buena
Es un sitio imprescindible si estáis por la zona.
Eso sí, debido a que la capacidad es reducida, recomiendo reservar con bastante tiempo, a mí me costó 4 intentos 😁
El entorno maravilloso.
La comida magnífica.
El trato de los dueños inmejorable.
Se agradece mucho una apuesta tan íntima como está , en tiempos donde solo prima la rapidez y el dinero.
Deseando volver ☺️
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