Restaurante Zurima

Platos abundantes, buena relación calidad precio. La comida excelente. Un lugar distinto para repetir sin dudarlo. Un estilo y decoracion diferente para lo habitual. Lo peor el servicio. Camareros poco profesionales, y con ningún fundamento de servicio al comensal. Para volver, pero solo por la comida

Comimos bien y la atención fue buena. Las raciones son abundantes. Nos gustaron mucho los mini baos. Luego compartimos un ceviche y el chilli crab de buey de mar. El problema es que las pinzas que dan para partir el buey de mar eran demasiado cortas (o las piezas de cangrejo grandes) y se hacía difícil partirlo. Por lo demás todo bien, rica comida fusión.

Restaurante de los que sorpenden! Todo lo que pedimos nos sorprendió para bien. Las guiozas y los baos, de lo buenos que estaban no dieron tiempo ni a sacar foto. Estaban impresionantes. La fideuá tampoco nos defraudo. El arroz... Sin palabras también, es que que decir. Todo muy muy bueno, de verdad. El trato fue brutal, el camarero con gafas y dilataciones (no se su nombre) encantador, tanto con nosotros como con los niños! Y super atento. Un gran trabajo por su parte! Seguro que repetiremos! Todo un placer!

Las veces que he estado he comido de menú (menú completo 20€ y tienes la posibilidad de medio menú por 14€) Si eres celiaco te ofrecen pan sin gluten y la carta para celiacos que te indican que platos puedes comer y cuales te pueden adaptar, no queda una carta muy extensa pero lo bueno que está siempre todo compensa. De los platos sin gluten que he probado destaco la costilla y el postre de yogur con frutos rojos y granola. El local es bonito y agradable, lo recomiendo.

Muy muy muy bien... El menú es más que apetecible y decidimos tomar las cervezas de la bebida del menú como aperitivo y después sacar una botella de Rioja. Los primeros platos muy bien pero destacó por encima de todo el arroz con tinta de chipirón. El ceviche estaba bueno pero le faltaba potencia en limón y picante. (Es lo que pasa cuando quieres gustar a todo el mundo). De segundo pedimos mejillones y seco de zancarrón... espectaculares ambos y acompañados de un pan riquísimo. Los postres caseros pero sin nada que destacar más allá de la modernidad de frutas con cereales. La atención por parte de Alicia y sobre todo su compañera que no sabemos el nombre fueron de restaurante de lujo. Repetiremos sin duda alguna x esta zona de Bilbo.