Vale la pena ir por la cerveza, las tapas y el local. En la planta calle estàn los alambiques de cobre y en la planta sótano bonitos arcos. Las tapas muy buenas, aunque un poco caras. No estuve a tiempo de fotografiar las croquetas 😅(tienen de jamón, calamares y calabaza con espinacs)
Todo un descubrimiento.
Me ha encantado esta antigua fábrica de cerveza.
Muchísimas variedades donde elegir y un espacio moderno y muy agradable.
Personal muy simpático y un lugar donde volver.
Hay que hacer una mención especial, a los baños que se encuentran en la planta -1 y merece muchísimo la pena visitarlos .
Fantastico regalo de cumpleaños. Recomendable cien por cien, para conocer la historia y evolución de Moritz. Conocí el famoso 'tanque 7'. La degustación del final de lo mejor, quizás falto algo más de pica-pica aparte de las tostaditas.
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